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El Caso Wallace

La simulación del secuestro Wallace, tercera parte

Cómo Isabel Miranda Torres fue creando el supuesto secuestro de su hijo Hugo Alberto Wallace, hasta lograr que medios y autoridades dieran veracidad al caso

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Desde el celular de Hugo Alberto Wallace se realizó una llamada, pese a que habían pasado meses de su supuesto secuestro

 

Por Guadalupe Lizárraga

Tercera parte

LOS ÁNGELES, California.- Una llamada realizada del celular de Hugo Alberto Wallace el primero de noviembre de 2005, cuatro meses después de su supuesto homicidio, ha entrampado a la madre, Isabel Miranda de Wallace, en contradicciones durante nueve años. Miranda intentó explicar a los medios, el pasado 8 de junio, en la Ciudad de México, el origen de la llamada y por qué estuvo aún activo el celular de su hijo después de su presunta muerte, a raíz de reportajes que revelaron recientemente rastros de vida de Hugo Alberto Wallace. Sin embargo, sus fechas y declaraciones no coincidieron con los testimonios de cinco personas: el dueño del celular al que se hizo la llamada y cuatro personas más que reconocieron la voz de su hijo Hugo Alberto.

«Hay una declaración del señor José García Sepúlveda, la persona que recibe una llamada del teléfono celular de mi hijo; cuando a mi hijo lo secuestran yo seguí pagando –durante casi un año, hasta que supe que estaba muerto– el teléfono, con la idea de poder ubicar el aparato, de poder tener una respuesta”, declaró Miranda a los medios hace una semana.

Miranda de Wallace supo oficialmente que su hijo estaba presuntamente muerto el 9 de febrero de 2006, por la declaración de la inculpada Juana Hilda González Lomelí, de la que ahora se evidencia tortura psicológica, humillación sexual y amenazas de muerte contra ella y su familia y quien se encuentra presa desde entonces, al igual que otros cinco inculpados más. Pero desde las primeras horas del 13 de julio de 2005, sin ningún indicio delictivo claro, y sin investigación judicial todavía, el padrastro de Hugo Alberto, el nicaragüense Enrique del Socorro Wallace Díaz, puso una denuncia ante la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal por “privación de libertad”.

Ese mismo día, a las 3:48 horas, apenas 30 horas después de la supuesta desaparición de Hugo Alberto Wallace, el chofer Luis Antonio Sánchez Rubio, declaró ante la misma instancia judicial que Hugo Alberto “había sido secuestrado”. Dos horas más tarde, a las 5:26 horas, y ante la misma instancia, Isabel Miranda levantó otra denuncia por secuestro. Y posteriormente, el sobrino de Miranda, Abraham Pedraza hizo lo mismo. En menos de 48 horas, la familia puso cuatro denuncias por secuestro de la misma presunta víctima. Los dos únicos indicios para levantar la denuncia eran su ausencia y el haber encontrado “casualmente” su auto estacionado cerca del restaurante Konditori, de Extremadura Insurgentes, en la cerrada de Empresa y Carracci.

Habían transcurrido siete días después del supuesto suceso, el 18 de julio de 2005, cuando rindió el primer informe el agente de la Policía Federal Investigadora, Moisés Castro Villa, adscrito a la Agencia Federal de Investigación (AFI). El agente manifestó que “hasta el momento no se había recibido alguna llamada en la cual se confirme el secuestro o se haya dado a conocer exigencia alguna a cambio de la libertad del señor Hugo Alberto Wallace Miranda”.

Primera declaración de lsabel Miranda.

La llamada con la voz de Wallace

La Fiscalía federal realizó, por su parte, un rastreo de las llamadas que fueron hechas del teléfono de la víctima, y localizaron la llamada que se registró en el teléfono de José García Sepúlveda el primero de noviembre de 2005. Sin embargo, Isabel Miranda Torres afirmó ante los medios –nueve años después– que ella fue la primera que denunció en aquel entonces el mensaje grabado a las autoridades.

«Esta llamada que sale del teléfono de mi hijo hacia este teléfono, yo fui la primera que lo denuncié (…); y después este señor se presenta a declarar porque lo llama el Ministerio Público y él aporta una grabación…”, declaró Miranda de Wallace, y negó conocer el número de teléfono que quedó registrado: 5552-081512, “otro teléfono muy diferente al de mi hijo”.

Para entender el tema: Hugo Alberto Wallace, con rastros de vida en México pese a su madre

 

Isabel Miranda de Wallace también ocultó a los medios que su hijo tenía dos celulares, reportado en nuestra primera parte por Los Ángeles Press. De acuerdo a la declaración ministerial de Vanesa Bárcenas Díaz, exnovia de Hugo Alberto Wallace, el 15 de noviembre de 2005, ella reconoció la voz de Wallace y confirmó la existencia del uso de dos celulares.

“…después de escuchar, en repetidas ocasiones y detenidamente esa conversación, manifiesto que reconozco plenamente y sin temor a equivocarme la voz de la persona como la voz de Hugo Alberto Wallace Miranda, ya que durante el tiempo que duró la relación lo escuché muchas veces hablar cuando se emborrachaba y él utilizaba esas palabras. Además es su tono de voz y puedo asegurar que es la voz de él; además Hugo Alberto Wallace Miranda acostumbra hablar por dos teléfonos a la vez; acostumbra a traer consigo dos teléfonos celulares”.

Las otras tres personas que reconocieron la voz de Hugo Alberto Wallace fueron la empleada doméstica Isabel Neri Lujano, el vigilante del edificio Carlos Coronado y el amigo electricista e instalador de las cámaras de seguridad en su casa Rodolfo Munguía. Isabel Miranda tampoco respondió a la prensa cómo esas personas reconocieron la voz de su hijo en la grabación, ni acreditó el supuesto pago mensual “por un año para localizar el aparato”, después de su presunta muerte. Mientras que la declaración del dueño del teléfono declaró ante el Ministerio Público, el 10 de noviembre, los pormenores de la llamada recibida. Corroboró que el número era 5552081512, y acreditó que su número era 044 55 54 56 30 24, el cual fue comprado el 15 de julio de ese mismo año y presentó la factura número 901-2995892, con el número de contrato A-04653.

García Sepúlveda abundó en su declaración ministerial que recibió la primera llamada relacionada con Hugo Alberto Wallace de un número desconocido, el 30 de septiembre de 2005. Afirmó que era una voz de mujer que le preguntaba si “era el teléfono de Wallace”, y él respondió que no, que se había equivocado de número. La mujer insistió en que si conocía o trabajaba “para el señor Wallace”. Y volvió a decirle que estaba equivocada, le dio su nombre completo como propietario de ese número, y la mujer se molestó y colgó. La segunda llamada fue el primero de noviembre, a las 3:28 de la madrugada, cuando quedó grabado el mensaje con la voz reconocida de Wallace:

“..qué onda, mira ando hasta la madre güey, ya sé que te fallé pero me vale verga, que, aquí puto, qué onda güey, mírame aquí pistiando güey, me vale verga, sabes que güey, sabes quién me jugó”.

José García Sepúlveda fue citado por las autoridades a una segunda comparecencia 14 días después de ese mensaje. En esta reunión mostró a los ministeriales el registro de sus llamadas correspondientes del periodo del 2/09/2005 al 03/11/2005. Incluso ratificó su declaración en una tercera comparecencia, el 23 de noviembre de 2005.

 

La declaración de la sirvienta en el caso Wallace

Isabel Neri Lujano, empleada doméstica de Hugo Alberto Wallace, también reconoció la voz de su empleador en el mensaje dejado a José García Sepúlveda el primero de noviembre de 2005. Así lo declaró el 14 de noviembre de ese año ante el Ministerio Público de la Federación, donde dijo que había empezado a trabajar con Wallace a principios de junio, con un horario de diez a veinte horas de lunes a viernes y los sábados hasta las seis de la tarde.

Neri Lujano señaló que el último día que vio a Hugo Alberto Wallace fue el 11 de julio de 2005, el día de su presunto secuestro y asesinato. Ese día escuchó a Wallace discutir con el chofer, Luis Antonio Sánchez, a quien le apodan “El Chaparro”, y que también reconoció el mensaje de voz dejado en el celular de García Sepúlveda.

Neri Lujano destacó en su declaración que Wallace –ese día– había recibido una llamada durante la cena, y cuando terminó de comer se subió a su recámara. Media hora después, escuchó que se había ido en un vehículo. Según el vigilante de la casa le dijo a la empleada que “el jefe” se había ido y que le había llamado a su celular para “encargarle la casa”. Eso sería, según su declaración ministerial, a las 20:50 horas.

Lee más: Pruebas y testigos contra el caso Wallace, segunda parte

 

Al día siguiente, 12 de julio, señaló la empleada que Isabel Miranda la estaba buscando, y que el vigilante le dijo que “se comunicara con la señora”. Neri la llamó por teléfono en torno a las 11 horas y Miranda de inmediato le preguntó por Hugo Alberto Wallace. Según lo declarado por la empleada, “ella no sabía nada” –le dijo– “acabo de llegar”, y al subir a la recámara se dio cuenta que todo estaba igual como la noche anterior, por lo que supuso que Hugo Alberto no había llegado a dormir.

La empleada puntualizó que al colgar la llamada con Isabel Miranda, llegó Geazul Ponce Julia, novia de Hugo Alberto. “Llorosa, le dijo que Hugo estaba desaparecido”, contó Neri y que “la mujer se subió a la recámara donde buscó recibos telefónicos, agendas o papeles con números de teléfonos, pero no encontró nada”. Sin embargo, la novia comentó a la sirvienta, que allí estaban las pistolas, “no se las llevó”, le dijo y le mostró “tres pistolas”. Neri afirmó que Geazul se llevó un folder amarillo, diciéndole que era suyo, con unos documentos como de diez hojas.

También Neri Lujano declaró que la hermana de Hugo Alberto, Claudia Wallace, llegó poco después de Geazul Ponce Julia, aproximadamente a las dos de la tarde, y le ordenó que bajara los teléfonos que se encontraban en las habitaciones, habló con la novia de Hugo y después se retiró.

El 13 de julio, “como a la una y media o dos de la mañana, llegó la señora Wallace acompañada de su hermano Roberto, a quien le dijo que ahí se quedara y en la mañana se fuera temprano”, narró la empleada ante las autoridades, y dijo que el hermano de Isabel Miranda antes de irse le pidió una gorra de Hugo Alberto y se fue en su camioneta. La declaración de la empleada concluyó con la identificación de los amigos frecuentados por Hugo Alberto, a petición de las instancias investigadoras que ya tenían fotografías de los amigos más cercanos a Hugo Alberto, sin que aún se cumplieran las 48 horas de desaparecido. La empleada identificó a Karla Patricia Zamudio Izquierdo (La Vampi) “a quien solo vio una vez”, Geoazul Ponce Julia (la novia), Mónica Pacheco Salazar (amiga), Ricardo Gómez “El Chucky” (primo de Geazul y amigo de Hugo), César Chávez “El Gato” (amigo de Hugo) “lo vio una sola vez” y “El Coby”, de quien no se reportó el nombre.

Isabel Miranda de Wallace asumía el secuestro de su hijo a las 12 horas de su ausencia

Isabel Miranda de Wallace, al momento en que habló por teléfono con la empleada doméstica el 12 de julio por la mañana, ya había alertado a su familia y amigos del supuesto secuestro. Una de las primeras en enterarse de la desaparición de Hugo Alberto fue Geazul Ponce Julia, quien llegó “llorosa” a la casa de su novio como a mediodía. Después de las dos de la tarde, de ese mismo día, según la declaración de Miranda Torres, fue a la administración de la empresa Cinépolis Perisur, lugar al que supuestamente habría ido su hijo, para pedir el video de la cámara de seguridad y saber a qué horas habría salido. El encargado le respondió que no era posible si no llevaba una orden judicial. De ahí, dijo, haber “peinado la zona” y recorrido los estacionamientos, avenidas y alrededores, acompañada de su esposo, su hermano, su sobrino Jorge Alejandro Ortega, y el chofer de Hugo Alberto, quien dijo que su hijo podría haber ido al restaurante Konditori, como en otras ocasiones lo había llevado a ver a una mujer.

En la declaración del 13 de julio, ante la PGJDF, Miranda Torres indicó que su sobrino localizó la camioneta el 12 de julio, e incluso vio a otra camioneta blanca sin placas acercarse a las 15:30 horas, y al llegar ella al lugar, los vecinos y curiosos le informaron que “en la mañana (del 12 de julio) habían visto bajar a una persona” y se la llevaron a los departamentos de Perugino #6.

Diez días después, Isabel Miranda es citada a comparecer nuevamente por el Ministerio Público y al repetir su declaración modificó la hora en que encontraron la camioneta, señaló que la encontraron “casualmente” a las 20 horas.

“…donde casualmente el doce de julio de 2005, como a las veinte horas, encontraron abandonada la camioneta negra blindada, Cherokee, modelo 1998, placas 518-SRR, propiedad de Hugo Alberto”.

Respecto a la hora en que vieron a dos personas bajar a una tercera:

“…habían varias personas y vecinos de la calle, acercándose uno de ellos quién al verla llorar le preguntó que qué era de ella la persona que bajaron del vehículo, contestándole que era su hijo, diciéndole éste que en la mañana había escuchado frenarse un vehículo, al asomarse por la ventana alcanzó a ver que bajaban a una persona a la que llevaron al edificio ubicado en la calle el Perugino”. (Declaración ministerial ante la PGJDF de Isabel Miranda, 13 y 23 de julio de 2005).

Discrepancias entre Enrique Wallace, su esposa y los hechos

En la declaración de Enrique Wallace Díaz puntualizó que ese día –12 de julio–, al ir al departamento de Perugino #6, lugar donde presuntamente fue el homicidio, se encontró con un niño como de nueve o diez años de edad. Según Wallace Díaz, el niño le informó que en la noche del lunes había escuchado unos balazos, y que después, como a las cuatro de la madrugada, “vio que entre dos personas sacaban a una persona herida que sangraba, sujetándola de los brazos, la bajaron por las escaleras”. Wallace dijo en su declaración que esa persona a la que llevaban herida era su hijo, y el niño le informó que el departamento donde ocurrieron los hechos había sido en el número cuatro.

Isabel Miranda sostuvo su propia versión sobre la supuesta declaración del niño:

“…un menor de edad como de ocho o diez años, les dijo que las muchachas vivían en el departamento número cuatro, pero que no podrían atenderlos porque esa noche se había suscitado un problema en ese departamento, donde se habían escuchado disparos, y habían bajado por la escalera a una persona entre dos, refiriendo el menor que era un judicial que ve con frecuencia y un individuo, que en la puerta habían dos personas que estaban como vigilando; que en la mañana habían limpiado la escalera, que una de las muchachas se había ido, porque algo había pasado, y no podría atenderlos”.

La madre del menor, Vanesa Figueroa Martínez, desmintió a ambos en su declaración ministerial:

“…como a las dieciocho horas, salió (su hijo) a jugar a los pasillos del edificio donde vive su madre; se le acercó una persona del sexo masculino, quién le preguntó si había visto a una mujer güera, alta, bustona, y si ésta vivía en el edificio, contestándole que no, volviéndole a preguntar que si vivía alguien con esas características dentro del edificio, respondiéndole de nueva cuenta que no. Posteriormente, como a las diecinueve horas llegaron unas patrullas que se estacionaron afuera del edificio, las personas no iban uniformadas; en ese momento su mamá lo llamó, pero una persona dijo que él era el niño, sin saber a qué se refería, y su mamá les dijo que no era posible que él les dijera algo, ya que él no vivía ni dormía en su departamento; se enteró por su mamá que esas personas decían que él había dicho que escuchó balazos en el edificio; les dijo que él no escuchó nada de balazos el martes doce de julio en ese edificio, que un día antes no sabía qué había ocurrido, ya que no había ido al departamento de su mamá y no durmió ahí; y que en ningún momento vio a ningún hombre herido, no sabía nada; en su vida ha escuchado balazos, sólo los ha escuchado en televisión o cine”.

Para el 22 de septiembre de 2005, el padrastro de Hugo Alberto, Enrique Wallace modificó su declaración ante las autoridades investigadoras, y sostuvo que para él no era un secuestro, porque no se les había pedido ninguna exigencia a cambio. Así lo dejó asentado en un oficio, signado por el agente Moisés Castro Villa, quien fue el primero en dar su informe una semana después de los hechos, para sostener que no se trataba de un secuestro.

Declaración de Enrique Wallace:

“…que hasta ese momento su hijo seguía desaparecido, no recibió llamada telefónica o comunicado alguno respecto de su paradero, tampoco le habían hecho ninguna exigencia económica para liberarlo; los resultados sobre las investigaciones del paradero de su hijo fueron negativos; posiblemente su hijo desapareció ya que no podía asegurar que se tratara de un secuestro porque no había recibido exigencia de parte de persona alguna”.

Isabel Miranda Torres, en alusión a lo declarado por su esposo en ese día, fue a presentar una declaración más el 28 de septiembre. En esa audiencia dijo a las autoridades investigadoras que el 22 de septiembre, a las 13:15 horas, “recibió una llamada telefónica de dos sujetos quienes la amenazaron con matar a la víctima; uno de los sujetos le dijo: No te mandé las fotos ni el comunicado para que forme parte del expediente de SIEDO, no habrá comunicación hasta que retires el negociador de la AFI”. Y Miranda concluyó que por ese motivo su esposo pidió al Ministerio Público que no se investigara más por el momento.

Isabel Miranda de Wallace contra Isabel Neri Lujano

La declaración del 13 de julio de Isabel Miranda discrepó también de la declaración de la empleada doméstica Isabel Neri Lujano. Miranda dijo a las autoridades que la empleada le había dicho que el 11 de julio, su hijo había regresado del gimnasio y le había pedido de merendar. “A los cinco minutos alcanzó a escuchar que le hablaron al celular, y sin bañarse ni encender las luces salió apresuradamente”, dijo Isabel Miranda.

Estos supuestos hechos declarados por Miranda no coincidieron con lo declarado por los testigos de ese día, además de la empleada doméstica. El policía del edificio, Carlos Coronado Martínez, ratificó su testimonio el 25 de octubre en el que señaló que Hugo Alberto Wallace le llamó después de salir a las 20:50 horas y le dijo que “le encargaba la casa”, y que iba al cine con una amiga. Otra declaración que coincidió en este sentido fue la de Karla Patricia Zamudio Izquierdo (La Vampi), a quien Hugo presuntamente le llamó por teléfono en su trayecto al cine y le dijo a dónde se dirigía y con quién.

 

Miranda Torres destacó que en el domicilio se presentó Geazul Ponce Julia, tal como se lo había afirmado la empleada doméstica. Sin embargo, Miranda tergiversó de nuevo la declaración y entró en detalles sobre el suceso de hacía apenas unas horas. Señaló que” “Geazul era prima de Ricardo Gómez Medina, quien tiene relación con César Chávez, alías «El Gato»”, Karla Zamudio, alías “La Vampy”, quienes tienen acceso directo a la información de los estados financieros y al domicilio de su hijo. Geazul abrió la puerta para entrar con un cuchillo, dirigiéndose a la recámara de Hugo Alberto, de donde sacó varios objetos, le dijo (la empleada) que no podía hacer eso, diciéndole ésta (Geazul) que no se metiera, que ella sabía lo que hacía”.

Geazul Ponce Julia había declarado ser la novia de Hugo Alberto desde el 7 de febrero de 2005 hasta el día de su desaparición. No obstante, Isabel Miranda le atribuyó una relación amorosa con uno de los amigos que ubicaba de Hugo Wallace, y a Mónica Salazar Pacheco (amiga de Hugo la ubicó como su novia). Pero quien iba a la casa con familiaridad y así fue identificada tanto por el guardia del edificio como por la empleada doméstica es a Geazul, que en su declaración ministerial dijo haber estado en la casa de Hugo Alberto después de mediodía hasta como las dos de la tarde cuando llegó la hermana de Hugo, Claudia Wallace. También señaló que “entró a la casa de Hugo Alberto donde hay cámaras de video”, con la autorización de la empleada doméstica, a quien le dijo:

“que buscara los teléfonos celulares de Hugo para ver en los directorios los números telefónicos de sus amigos y preguntarles por Hugo, pero ésta le dijo que en la mañana habían ido por los teléfonos y se los habían llevado sin señalar qué persona se los había llevado”.

En contraste, Isabel Miranda Torres señaló que Geazul entró con un arma blanca, en franca amenaza a la empleada doméstica. Lo cual no fue confirmado por Neri Lujano ni mencionado por la empleada a las autoridades investigadoras.

Los amigos de Hugo Alberto Wallace, todos sospechosos

El 13 de julio, en menos 48 horas, Isabel Miranda Torres, había logrado dejar asentadas cuatro denuncias por privación de libertad contra su hijo, sin previa investigación judicial ni exigencia económica alguna. Y diez días después, para el 23 de julio, tenía ubicados a los amigos más cercanos de su hijo, y una lista de posibles responsables sugerida de la información sacada de las “sabanas” de sus celulares. Aunque a la distancia, esos teléfonos fueron ignorados por ella misma como evidencias al encontrar otra coartada.

“…ese mismo día (11 de julio de 2005) a las doce recibió una llamada al nextel, de César Chávez alias “El Gato”, preguntando por Hugo Alberto, dejándole recado que se comunicara con él a su celular, que después se enteró que “El Gato”, se quedó a dormir en la casa de su hijo, ya que dijo se sentía muy cansado y era muy tarde para irse a su casa negándose abandonar la casa de Hugo Alberto, que le preguntó al policía del condominio sí el resto de las casas del condominio eran propiedad de Hugo Alberto, lo que se le hizo raro al vigilante; que después le habló a Ricardo Gómez alias “El Chuckie”, quien le dijo que la última vez que vio a Hugo Alberto, fue el ocho de julio de 2005 en la noche, junto con Víctor Varela Paco, alías “Versace” y César alias “El Gato”, después ya no lo había visto, que de la sábana de llamadas se advierte que éste habló con su hijo el día en que éste desapareció; después le llamó al “Gato”, quien le dijo que la última vez que vio a su hijo fue el viernes en la noche junto con Ricardo y Víctor, de hecho el sábado se había quedado a dormir en su casa; el martes doce julio de 2005, como a las dieciocho horas, habló con Karla, alías “La Vampy”, quien le platicó que había hablado con Hugo el lunes como a las veintiuna horas con dos minutos”.

La simulación del secuestro cobró fuerza cuando su esposo se retiró del caso, y ella condujo la investigación contradiciendo a los agentes federales, pese a evidencias como la de la llamada que salió del celular de Hugo Alberto, cuatro meses después de su presunta muerte. Para febrero de 2006, Miranda tenía armado el caso Wallace con nuevos inculpados y una historia diferente, la historia de que a su hijo lo habían asesinado y cercenado con una sierra eléctrica en el departamento de Perugino #6, y le habían pedido un rescate de 950 mil dólares.

* * *

Primera Parte: Hugo Alberto Wallace, con rastros de vida pese a su madre

Segunda Parte: Pruebas y testigo contra el caso Wallace

Tercera Parte: La simulación del secuestro Wallace.

Cuarta Parte: Isabel Miranda de Wallace, verdugo de Tagle.

Quinta Parte: La tortura de César Freyre y la muerte de su hermana.

Sexta Parte: Miranda reconoció ante sentenciado que no era culpable.

 Séptima Parte: Los hombres de Isabel Miranda en las procuradurías.

El Caso Wallace

José Luis Moya ejerce réplica sobre calumnias de Isabel Miranda lanzadas en El Heraldo de México

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derecho de réplica Jose Luis Moya

Fue testigo protegido en una corte de Chicago en favor de una de las víctimas de Isabel Miranda y presentó indicios de vida de Hugo Alberto Wallace en 2006

Por Guadalupe Lizárraga

José Luis Moya Moya, asesor de Transparencia y combate a la corrupción, ejerció su derecho de réplica en respuesta a las calumnias de la presidente de la asociación civil Alto al Secuestro, Isabel Miranda Torres, quien lo llamó “oportunista” y «extorsionador» en El Heraldo de México, diario que le negó el espacio. Moya fue uno de los testigos que interactuaron con su hijo Hugo Alberto Wallace Miranda, en 2006, después de la fecha de la supueste muerte.

A través de un documento PDF de 46 páginas, José Luis Moya refirió que la supuesta nota de rescate que enviaron los presuntos plagiarios de su hijo fueron impresas tanto por las entonces Procuraduría General de la República (PGR) como por la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF). También afirmó que desde 2006, se conocía que el hijo de Isabel Miranda Torres no era descendiente de Enrique Wallace Díaz, y que desde entonces se informó al conductor de Grupo Imagen Ciro Gómez Leyva en su programa en vivo. Sin embargo, la respuesta de Isabel Miranda fue de calumnias y amenazas de cárcel después de acusarlo la primera vez de extorsión.

Entérate: Caso Wallace: Hugo Alberto Wallace, con rastros de vida en México pese a su madre (losangelespress.org)

 

En abril de 2019, la periodista Guadalupe Lizárraga corroboró la versión de José Luis Moya sobre el padre biológico de Hugo Alberto Wallace, el doctor Carlos León Miranda, primo hermano de Isabel Miranda, a quien la periodista presentó en conferencia de prensa, acompañados por la senadora Nestora Salgado.

Leer más: Padre biológico de Hugo Alberto Wallace confirma fabricación del secuestro y triple identidad de su hijo – (losangelespress.org)

 

Moya fue testigo protegido en un juicio en Chicago de una de las víctimas de Isabel Miranda con el se decidiría su extradición a México. Aparte de su testimonio, allí presentó como pruebas copias de correos electrónicos de Hugo Alberto Wallace Miranda y mensajes de texto, así como registro de llamadas.

De la misma manera, recordó que peritos especializados le notificaron que la supuesta muerte de su hijo por los secuestradores no estaba sustentada científicamente, debido a que el sitio donde supuestamente se había cometido el crimen no tenía manchas de sangre que podían haberse encontrado con Luminol ni se hicieron las analíticas forenses para determinar si se había cortado en un diminuto baño un cuerpo con las dimensiones del hijo de Isabel Miranda, tal como lo afirmado ella.

Para José Luis Moya, no hay duda de que Isabel Miranda manipuló la información para fabricar el falso secuestro de su hijo con el apoyo de Genaro García Luna, quien fue secretario de Seguridad Pública federal (SSP) en el gobierno de Felipe Calderón y declarado recientemente culpable de narcotráfico en Estados Unidos.

Ante las pruebas que confirman el montaje del falso secuestro de su hijo, aseveró que él sigue pensando que está vivo, debido a que también se ha comprobado que de forma sistemática Isabel Miranda ha sido beneficiada por el gobierno de México, desde el periodo de Vicente Fox hasta la fecha.

 

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El Caso Wallace

Isabel Miranda calumnia en medios a testigos que declararon sobre el falso secuestro de su hijo

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Isabel Miranda El Heraldo

Primero los acusa de extorsión en los medios y, después, con tráfico de influencias en el Ministerio Público, los mete a prisión

Por Guadalupe Lizárraga

Con una serie de calumnias reproducidas por El Heraldo de México, Isabel Miranda Torres hostiga de nuevo a uno de los varios testigos que han declarado sobre la falsedad del secuestro y homicidio de su hijo Hugo Alberto Wallace Miranda. Se trata de José Luis Moya Moya, investigador privado, que reveló llamadas y correos electrónicos de Hugo Alberto en 2006 con fecha posterior a su supuesta muerte.

Moya también emprendió una búsqueda de la supuesta víctima en 2006, al tratarse del amigo más cercano de su expareja sentimental Laura Domínguez, de quien Hugo Alberto era vecino y tenían estrecha convivencia. En la investigación llevada por Moya, dio a conocer las primeras contradicciones de los dichos de Isabel Miranda respecto al supuesto secuestro, así como las incongruencias que revelaban el falso homicidio contado a los medios por la misma madre.

José Luis Moya puso la denuncia en ese entonces en la procuraduría de la Ciudad de México y en la PGR, y su declaración dijo que Hugo Alberto estaba vivo:

“(…) que tengo información que consta que se encuentra con vida Hugo Alberto Wallace Miranda, y según declaración de la señora Isabel, dice que estoy interfiriendo y tengo documentación del secuestro, lo cual es falso, porque no he interferido en su investigación en ningún lado y solicito a esa representación social que acredite con pruebas la señora Wallace y sus testigos cómo he interferido en su investigación y contrariamente a sus falsas imputaciones de extorsión que hizo públicas en televisión y medios de prensa.

Omitió la señora Informar que antes de su denuncia ya nos habíamos presentado voluntariamente a las dos procuradurías y al programa radiofónico de Ciro Gómez Leyva, para ponernos públicamente a disposición de las autoridades competentes para coadyuvar en las indagatorias y tan es así que cuando recibí los primeros mensajes de Hugo Alberto, informe telefónicamente a ambas procuradurías, y personalmente a algunos funcionarios.

Al respecto, declaro que he recibido mensajes telefónicos vía TELCEL, supuestamente de Hugo Wallace, y pedí se confirme la posible autenticidad de los mismos, porque se le hicieron preguntas claves de información que solamente entre él y Laura Domínguez conocían, y es de hacer notar a esta representación social de la federación que antes de tener el contacto supuestamente con Hugo, recibimos información y documentación de un supuesto informante que también nos dijo que Hugo Wallace estaba vivo, y en el teléfono celular 5533337676, Hugo Wallace ha tenido múltiples conversaciones con Laura”.

Laura Domínguez fue una de las personas con las que tuvo comunicación telefónica Hugo Alberto, después de la fecha de su supuesta muerte, además de un encuentro con él en el aeropuerto, llevada por José Luis Moya en su auto. Sin embargo, tanto Domínguez como Moya inmediatamente fueron amenazados de muerte, y acusados falsamente de extorsión .

Incluso las amenazas de Miranda se repitieron cuando José Luis Moya y su excompañera hablaron con Ciro Gómez Leyva en su programa en vivo, para informarle que su hijo no estaba muerto como ella aseguraba.

Leer más: ‘La vida impune. Biografía criminal de Isabel Miranda de Wallace’, el nuevo libro de la periodista Guadalupe Lizárraga (losangelespress.org)

 

Tampoco es la única víctima acusada falsamente por Isabel Miranda. De la misma manera calumnió la madre y a hermana de César Freyre Morales, quienes pasaron año y medio en prisión acusadas también de extorsión, para presionar a Freyre a que se declarara culpable del secuestro del supuesto secuestro de su hijo.

Otra de las falsas acusaciones de Miranda fue en contra de la abogada Ámbar Treviño Pérez, quien llevaba la defensa de César Freyre. Con tráfico de influencias, Miranda logró que le dieran prisión preventiva a Treviño con cargos de falsificación de documentos en mayo de 2010. El Juzgado Tercero de Distrito del Estado de Durango resolvió la exoneración de cargos y le dictó el auto de libertad bajo el Exhorto Número 67/2010 del Juez Decimoquinto de Procesos penales “por falta de elementos para procesar en favor a Ámbar Treviño por los antijurídicos de falsificación de documentos…”.

En la investigación periodística de Guadalupe Lizárraga, El falso caso Wallace y La vida impune. Biografía criminal de Isabel Miranda de Wallace, se evidencian los rastros de vida de Hugo Alberto Wallace, además de las pruebas de tortura, intentos de secuestro, encarcelamientos injustos, y amenazas contra los inculpados y sus familiares por parte de Isabel Miranda y de los agentes de la SIEDO.

 

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El Caso Wallace

Periodista hace precisiones sobre víctimas del caso Wallace a Salvador Leyva, exfuncionario de Defensoría pública

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salvador leyva morelos

 

 

Salvador Leyva Morelos Zaragoza, quien se desempeñó como secretario técnico de Combate a la Tortura Tratos Crueles e Inhumanos del Instituto Federal de Defensoría Pública, hizo pública su renuncia a la nueva titular de ese organismo Taissia Cruz Parcero. Sin embargo, en su referencia a las víctimas del caso Wallace, dice «sentir temor de que la defensa sea vulnerada».

En respuesta, la periodista Guadalupe Lizárraga, autora de El falso caso Wallace, en una carta abierta al exfuncionario público, especifica las situaciones de vulnerabilidad que ya presentaba la defensa de las víctimas durante la gestión de Salvador Leyva como responsable de combatir la tortura desde Defensoría pública.

Aquí la carta abierta

Ciudad de México, a 3 de febrero de 2023

Sr. Salvador Leyva Morelos Zaragoza
Exsecretario Técnico de Combate a la Tortura, Tratos Crueles e Inhumanos del IFDP

En su renuncia al Instituto Federal de Defensoría Pública presentada con fecha del 2 de febrero de 2023, hago las siguientes precisiones con respecto a las víctimas de la fabricación del caso Wallace, por mi compromiso ético con éstas y por el derecho que México tiene a estar informado, sobre todo cuando ha sido objeto de manipulación mediática y corrupción judicial por casi cuatro sexenios promovida por ustedes mismos, los servidores públicos.

Siendo secretario técnico de Combate a la Tortura, Tratos Crueles e Inhumanos, adscrito a la Dirección General del IFDP, usted ignoró a las víctimas de tortura relacionadas con este caso: César Freyre Morales, Jacobo Tagle Dobin, Jael Malagón Uscanga, George Khoury Layón, y al abogado defensor de Jacobo, Alejandro Garduño Real, quien sufrió atentados con armas de fuego, además de la tortura psicológica por las amenazas a su familia.

Bajo su gestión, se le negó a César Freyre Morales practicarle el protocolo de Estambul por parte de la institución con el argumento de que ya estaba sentenciado. Incluso el defensor público que lleva el caso de esta víctima dijo tener miedo a represalias por tomar iniciativas en la defensa. Mi trabajo como periodista de investigación llegó a generar la evidencia documental para gestionar ante el Mecanismo Nacional de Prevención de Tortura, adjunto a la CNDH, la aplicación del protocolo de Estambul a César Freyre, y el 1 de agosto de 2022, bajo la dirección del Dr. Emmanuel Santos Narváez, se le entregó el resultado positivo en tortura, siendo una de las víctimas con más eventos de estas violaciones de derechos humanos en las que participó directamente Isabel Miranda Torres, acompañada en 2015 por Renato Sales Heredia, excomisionado nacional de seguridad púbica, esposo de quien ahora es la titular del IFDP.

Usted, su director general y el defensor público de César Freyre ignoraron los resultados de ese protocolo de Estambul, sin darle el debido seguimiento.

Jael Malagón Uscanga, quien fue torturado dentro de la celda en mayo de 2010 y que el ataque le provocó el desprendimiento de la retina del único ojo que tiene, tampoco fue atendido por el IFDP como víctima de tortura en el tiempo de su gestión como secretario técnico, siendo la acusadora Isabel Miranda Torres la que participó directamente en la detención de Jael, a quien también se le ha negado realizar un protocolo de Estambul y aún se encuentra sin sentencia. La defensora pública que lleva el caso de Jael ha expresado a la familia “el pánico que le tiene a Isabel Miranda”, por lo que tampoco ha hecho una defensa correcta.

Jacobo Tagle, como usted bien sabe, con protocolos de Estambul positivos en tortura y sin sentencia, además de la acusación del falso secuestro de Hugo Alberto Wallace, fue acusado del homicidio de Eduardo Bracamontes Salazar, causa 80/2012, perpetrado en 2004. La confesión de Jacobo bajo tortura fue parte de las fabricaciones del exagente de la SIEDO Braulio Robles Zúñiga, con la complicidad de la jueza de la CDMX Hermelinda Silva Meléndez, para sentenciar culpables a George Khoury Layón y a César Freyre Morales.

George Khoury ha sido víctima de cuatro detenciones arbitrarias y tortura ordenadas por Eduardo Cuauhtémoc Margolis Sobol, y ha sido acusado reiteradamente en los medios por Isabel Miranda de ser el autor intelectual del supuesto secuestro de su hijo y de otros crímenes.

Sin embargo, George ha sido absuelto de cinco procesos, y solo tiene la causa mencionada por la corrupción del Juzgado Vigésimo Quinto Penal de la Ciudad de México. La tortura más reciente a George Khoury fue el 12 de junio de 2022, en el Cefereso #17 de Michoacán, y en su traslado arbitrario al Cefereso #12 de Guanajuato, cuatro días antes de su audiencia de preliberación por haber compurgado el 50 por ciento de la condena por el delito que no cometió. La misma acusadora, los mismos torturadores y la misma indiferencia de usted en estos casos en su responsabilidad de combatir la tortura, los tratos crueles e inhumanos en el sistema penitenciario.

Por último, el exdefensor público Alejandro Garduño Real fue despedido injustificadamente del IFDP, después de 20 años de trabajar en el Poder Judicial y de tomar la defensa de Jacobo Tagle en 2019, cuando presenté ante la FGR y al Senado de la República al padre biológico de Hugo Alberto Wallace, quien daba la prueba superveniente con la muestra de ADN, el acta de matrimonio con su prima Isabel Miranda y el de nacimiento de su hijo con sus apellidos. Tras una serie de amenazas y atentados, el abogado Alejandro Garduño fue obligado a pedir refugio político a Estados Unidos, debido a la falta de protección institucional y a las torturas psicológicas por las amenazas a su familia ignoradas bajo su gestión en la secretaría para combatir la tortura.

Por lo anterior, la realidad de las víctimas contradice sus palabras sobre el temor que dice sentir a que la defensa de éstas sea vulnerada, puesto que en su propia gestión -bajo la dirección de Netzaí Sandoval Ballesteros– ya lo era.

Usted mismo fue parte del tráfico de influencias promovido por Ricardo Raphael con Alejandro Gertz Manero, en la FGR, y con el expresidente de la SCJN Arturo Zaldívar. Usted mismo promovió la entrada ilegal de Ricardo Raphael al Cefereso #16, de Morelos, para entrevistar a una de las víctimas, usurpando la función de un servidor púbico y dando armas judiciales y mediáticas a Isabel Miranda Torres para sus ataques.

Desde el IFDP se manipuló la defensa de las víctimas, y se ignoraron mis denuncias por tortura y secuestro en grado tentativo contra Isabel Miranda Torres interpuestas en 2018 y ratificadas en 2019.

No señor Leyva, usted no dice la verdad a México, y es responsable de la defensa vulnerada de miles de víctimas de tortura que fueron ignoradas por su gestión, no solamente el de las ocho víctimas de Isabel Miranda Torres, no seis, por cierto, como usted dice, una imprecisión que demuestra su ignorancia o su manipulación.

Las víctimas y nuestro país merecen la verdad. No los subestime.

Atentamente

Guadalupe Lizárraga
Periodista independiente
Los Ángeles Press

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