El Caso Wallace
Isabel Miranda, la falsa heroína de la ultraderecha, ante los feminicidios
Isabel Miranda de Wallace busca bandera política contra los feminicidios en intento de recuperar credibilidad

Juan Carlos Pérez Ruíz
Durante años, «el sistema» de complicidades mexicano –entiéndase gobierno, empresarios y los grandes medios tradicionales de comunicación, dominados desde hace décadas por la ultraderecha– ha creado, manipulado y difundido toda clase de mentiras. Ha defendido políticas represivas del Estado. Ha criminalizado la protesta social. Ha normalizado el clasismo, el racismo, el machismo, la indolencia y la aporofobia. Ha estigmatizado la pobreza y glorificado el arribismo. Ha invisibilizado los perjuicios del neoliberalismo y el uso faccioso de las instituciones del Estado como lobbies de negocios personales y familiares. Y a la par, ha creado falsos héroes que legitimaban la corrupción y el saqueo que, tras bambalinas, sostenían la injusticia y el clasismo del centro de negocios de la burguesía neoporfirista que nos gobernaba.
No sorprende que, aún hoy día, se presten a encubrir a una de las mayores criminales de Derechos Humanos en la historia reciente de México: María Isabel Miranda Torres (también conocida como Isabel Miranda de Wallace, Isabel Torres Romero o Isabel Miranda Nieto, según sus diferentes actas de nacimiento e identificaciones).
La ultraderecha que mal gobernó este país, encontró en Isabel Miranda y el falso secuestro y homicidio de su hijo Hugo Alberto, la bandera perfecta para apropiarse de la titularidad de la llamada “sociedad civil” (junto con otros personajes similares, como María Elena, Alejandro Martí y Javier Sicilia). El falso caso Wallace sintetiza todos los antivalores que caracterizan las raíces nazis del partido que más ha cobijado las corruptelas de Isabel Miranda, el PAN: La violación a la presunción de inocencia y el uso de la “mano dura”, como forma inquisitorial de ejercer la justicia.
La señora Wallace, que ha manipulado y corrompido los sectores político, mediático, jurídico y judicial para obtener dinero (en 2016, la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas le entregó 2 millones 800 mil pesos); puestos clave para familiares y amigos –su sobrino Andrés Sánchez Miranda fue diputado por Acción Nacional, su sobrina Verónica Miranda Mondragón ha sido Visitadora en la Comisión Nacional de Derechos Humanos; a su hermana Magdalena Miranda Torres, la colocó en Recursos Humanos de la Procuraduría General de la República y a su amigo Raúl Plascencia Villanueva logró colocarlo al frente de la CNDH durante el sexenio de Felipe Calderón–; poder político, trato privilegiado y prácticas monopólicas para su negocio de anuncios espectaculares Showcase Publicidad, y lo más importante, impunidad. Impunidad y complicidad absolutos de la televisión y de los tres niveles de gobierno, que le han permitido seguir ocultando su verdadera historia por ya casi cuatro sexenios.
Los intentos de invisibilizar la oscura verdad sobre el falso caso Wallace han sido tan numerosos como diversos. Para la periodista Guadalupe Lizárraga, fundadora de Los Ángeles Press que ha dedicado varios años al tema, ha significado amenazas de muerte (vía telefónica y cibernética), intentos de secuestro para ella y su hija, el veto absoluto de su trabajo en la gran mayoría de los medios mexicanos, así como otras formas de acoso y agresiones virtuales a través de cuentas bot, o medios de comunicación afines a Isabel Miranda.
Otras formas de intentar acallar este escabroso caso han pasado por intentar invisibilizar o ridiculizar las denuncias del caso Wallace, como las que Guadalupe Lizárraga y excolaboradores de este medio han hecho en la conferencia mañanera del presidente Andrés Manuel López, desde el 29 de marzo de 2019.
La señora Wallace saltó a la fama el 11 de julio de 2005, cuando los medios de comunicación la presentaron como una “valiente” empresaria que buscaba a su hijo secuestrado, que encontró a los secuestradores gracias a sus propias investigaciones, y posteriormente pedía justicia por su homicidio. Desde entonces se volvió «líder ciudadana», frecuente invitada televisiva y «activista» fundadora de la asociación civil Alto al secuestro, al grado que el entonces presidente Calderón y su amigo Raúl Plascencia le entregaron el Premio Nacional Derechos Humanos 2010. Calderón la convirtió en la invitada imprescindible en casi todos los eventos y giras oficiales; comentó que Isabel Miranda «lo inspiraba» a transformar a México, lanzándola en 2012 a la candidatura del PAN por la jefatura de gobierno del Distrito Federal.
El guion estaba bien pensado, hay que reconocerlo. Tenía la estructura clásica de una telenovela mexicana del siglo XX, donde la martirizada protagonista llega a superar las peores desgracias y acaba envuelta en gloria. ¿Qué desalmado se atrevería a dudar de una pobre madre, de una supuesta «víctima del sistema», de una justiciera, en un país donde las madres son sagradas y el público está hambriento de héroes, heroínas y finales felices? ¿Quién no se conmovería ante el melodrama de una abnegada madre respaldada por todos los medios de comunicación? ¿Quién no se identificaría con su deseo de justicia, en un país donde la justicia es desigual, lenta, injusta, falsa, y la policía y el gobierno están llenos de corrupción? ¿Quién iba a imaginarse que ella misma es parte de ese sistema corrupto que decía combatir? ¿Quién podía imaginar el perverso monstruo oculto, tras ese cuento rosa?
Las investigaciones de Guadalupe Lizárraga han probado la falsedad del caso Wallace; caso inventado con falsos culpables mediante linchamiento mediático de los inculpados, amenazas, espionaje, torturas, violaciones, siembra y fabricación de pruebas, así como compra de medios y funcionarios, para encubrir a su hijo Hugo Alberto León Miranda (su verdadero nombre, tras descubrirse la identidad de su verdadero padre biológico Carlos León Miranda), quien tenía antecedentes de contrabando y nexos con el narcotráfico.
Isabel Miranda ha abusado de los privilegios que le ha otorgado su falso papel de heroína y víctima. La farsa llegó al grado de que la usaron para promocionar las campañas del Teletón durante el sexenio de Felipe Calderón; así como Enrique Peña Nieto, Miguel Ángel Osorio Chong y Humberto Castillejos la usaron para descarrilar las investigaciones del caso Ayotzinapa, y Felipe Calderón y Genaro García Luna para manipular el caso Cassez Vallarta. ¿Qué mejor forma de demonizar en medios a una banda que nunca existió (Los Zodiaco), que usando a una verdugo con disfraz de “heroína”, a una loba con piel de oveja?
Pero en México, la siguen utilizando. La radio, la televisión y la prensa escrita de nuestro país, le siguen dando espacio como una «líder de opinión» para difundir sus mentiras, sin cuestionarla, ni dar voz a las verdaderas víctimas del caso Wallace, Martí, Nestora Salgado y Nino Colman; algunos de los muchos casos en que ella ha intervenido. ¿Acaso los dueños de los grandes medios de comunicación tradicionales nos creen idiotas, demasiado ingenuos o ignorantes? ¿O sigue existiendo consigna para favorecerla mediáticamente?
¿Por qué, durante tantos años, los medios de comunicación jamás entrevistaron a los familiares de los inculpados, cuando si han entrevistado a familiares de probados delincuentes como la mamá y esposa de Joaquín Guzmán Loera “El Chapo”? ¿Por qué verdaderas madres activistas como Marisela Escobedo y Miriam Rodríguez –asesinadas en 2010 y en 2017, respectivamente– viven y mueren ignoradas por el gobierno, los medios y el público, mientras La Wallace continúa ocupando un lugar protagónico y gozando de impunidad para pisotear vidas y perseguir a todos aquellos que se interpongan en su camino?
Ante la indiferencia de periodistas y ciudadanos, es probable que aún intentará hacer más daño. Es importante no perder de vista lo que suceda con este caso, y con todos y cada uno de los que se han atrevido a alzar la voz contra esta mujer.
Es indignante que el oportunismo político y la doble moral de Isabel Miranda lleguen al grado de pronunciarse e intentar colgarse de casos recientes tan indignantes como el de la niña Fátima o el de la joven Ingrid Escamilla, intentando curarse en salud con los feminicidios y presentando un informe sobre los casos de secuestros contra mujeres este 18 de febrero. Es un desesperado intento por recuperar la credibilidad que ya perdió ante la sociedad mexicana, del mismo modo que el año pasado se colgó e intentó intervenir en las investigaciones de los casos de Norberto Ronquillo y Leonardo Avendaño, jóvenes estudiantes secuestrados y asesinados al sur de la Ciudad de México.
Es una hipocresía absoluta, considerando que ella misma –pese a ser mujer– ha ordenado ejercer diferentes tipos de violencia contra otras mujeres: Las torturas y abusos sexuales contra Juana Hilda González Lomelí y Brenda Quevedo Cruz (aún detenidas por el falso caso Wallace); las detenciones arbitrarias contra María Rosa Morales, Julieta Freyre (madre y hermana de César Freyre, inculpado por el falso caso Wallace) y Ámbar Treviño (anteriormente, abogada de las víctimas de Isabel Miranda), así como el hostigamiento y persecución contra otras mujeres familiares de sus víctimas en prisión, y las amenazas e intentos de secuestro contra Guadalupe Lizárraga y su hija. ¿Se le permitirá a una torturadora de mujeres, colgarse de la auténtica indignación de colectivos de mujeres contra los feminicidios? ¿la misma que nunca pronunció una palabra contra los cientos de feminicidios durante los sexenios de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto? ¿Se lo permitiremos como sociedad? ¿Cuándo dejaremos de respaldar falsos héroes, construidos por los medios de comunicación?
México no puede ni debe seguir pasivo ante los engaños y delitos de Isabel Miranda Torres. ¿Cuándo llegará el día en que los mexicanos tomen con seriedad, el falso caso Wallace?
La fabricación de culpables es un problema público grave que nos afecta a todos porque quiebra el Estado de derecho, como para que continuemos trivializándolo o peor aun fingiendo que no existe.
Las víctimas que el Estado mexicano e Isabel Miranda han invisibilizado y destruido, necesitan nuestra voz con fuerza e indignación. Imposible visualizar la transformación de una sociedad mientras sigamos sordos y ciegos ante el falso caso Wallace, aunque sea la mismísima Miranda la que hoy se atreva a alzar el puño contra los feminicidios y la pasmosa ineptitud de las autoridades para resolver estos crímenes.
La indignación no es ciega ni sorda, el cinismo sí.
El Caso Wallace
José Luis Moya ejerce réplica sobre calumnias de Isabel Miranda lanzadas en El Heraldo de México

Fue testigo protegido en una corte de Chicago en favor de una de las víctimas de Isabel Miranda y presentó indicios de vida de Hugo Alberto Wallace en 2006
Por Guadalupe Lizárraga
José Luis Moya Moya, asesor de Transparencia y combate a la corrupción, ejerció su derecho de réplica en respuesta a las calumnias de la presidente de la asociación civil Alto al Secuestro, Isabel Miranda Torres, quien lo llamó “oportunista” y «extorsionador» en El Heraldo de México, diario que le negó el espacio. Moya fue uno de los testigos que interactuaron con su hijo Hugo Alberto Wallace Miranda, en 2006, después de la fecha de la supueste muerte.
A través de un documento PDF de 46 páginas, José Luis Moya refirió que la supuesta nota de rescate que enviaron los presuntos plagiarios de su hijo fueron impresas tanto por las entonces Procuraduría General de la República (PGR) como por la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF). También afirmó que desde 2006, se conocía que el hijo de Isabel Miranda Torres no era descendiente de Enrique Wallace Díaz, y que desde entonces se informó al conductor de Grupo Imagen Ciro Gómez Leyva en su programa en vivo. Sin embargo, la respuesta de Isabel Miranda fue de calumnias y amenazas de cárcel después de acusarlo la primera vez de extorsión.
En abril de 2019, la periodista Guadalupe Lizárraga corroboró la versión de José Luis Moya sobre el padre biológico de Hugo Alberto Wallace, el doctor Carlos León Miranda, primo hermano de Isabel Miranda, a quien la periodista presentó en conferencia de prensa, acompañados por la senadora Nestora Salgado.
Moya fue testigo protegido en un juicio en Chicago de una de las víctimas de Isabel Miranda con el se decidiría su extradición a México. Aparte de su testimonio, allí presentó como pruebas copias de correos electrónicos de Hugo Alberto Wallace Miranda y mensajes de texto, así como registro de llamadas.
De la misma manera, recordó que peritos especializados le notificaron que la supuesta muerte de su hijo por los secuestradores no estaba sustentada científicamente, debido a que el sitio donde supuestamente se había cometido el crimen no tenía manchas de sangre que podían haberse encontrado con Luminol ni se hicieron las analíticas forenses para determinar si se había cortado en un diminuto baño un cuerpo con las dimensiones del hijo de Isabel Miranda, tal como lo afirmado ella.
Para José Luis Moya, no hay duda de que Isabel Miranda manipuló la información para fabricar el falso secuestro de su hijo con el apoyo de Genaro García Luna, quien fue secretario de Seguridad Pública federal (SSP) en el gobierno de Felipe Calderón y declarado recientemente culpable de narcotráfico en Estados Unidos.
Ante las pruebas que confirman el montaje del falso secuestro de su hijo, aseveró que él sigue pensando que está vivo, debido a que también se ha comprobado que de forma sistemática Isabel Miranda ha sido beneficiada por el gobierno de México, desde el periodo de Vicente Fox hasta la fecha.
El Caso Wallace
Isabel Miranda calumnia en medios a testigos que declararon sobre el falso secuestro de su hijo

Primero los acusa de extorsión en los medios y, después, con tráfico de influencias en el Ministerio Público, los mete a prisión
Por Guadalupe Lizárraga
Con una serie de calumnias reproducidas por El Heraldo de México, Isabel Miranda Torres hostiga de nuevo a uno de los varios testigos que han declarado sobre la falsedad del secuestro y homicidio de su hijo Hugo Alberto Wallace Miranda. Se trata de José Luis Moya Moya, investigador privado, que reveló llamadas y correos electrónicos de Hugo Alberto en 2006 con fecha posterior a su supuesta muerte.
Moya también emprendió una búsqueda de la supuesta víctima en 2006, al tratarse del amigo más cercano de su expareja sentimental Laura Domínguez, de quien Hugo Alberto era vecino y tenían estrecha convivencia. En la investigación llevada por Moya, dio a conocer las primeras contradicciones de los dichos de Isabel Miranda respecto al supuesto secuestro, así como las incongruencias que revelaban el falso homicidio contado a los medios por la misma madre.
José Luis Moya puso la denuncia en ese entonces en la procuraduría de la Ciudad de México y en la PGR, y su declaración dijo que Hugo Alberto estaba vivo:
“(…) que tengo información que consta que se encuentra con vida Hugo Alberto Wallace Miranda, y según declaración de la señora Isabel, dice que estoy interfiriendo y tengo documentación del secuestro, lo cual es falso, porque no he interferido en su investigación en ningún lado y solicito a esa representación social que acredite con pruebas la señora Wallace y sus testigos cómo he interferido en su investigación y contrariamente a sus falsas imputaciones de extorsión que hizo públicas en televisión y medios de prensa.
Omitió la señora Informar que antes de su denuncia ya nos habíamos presentado voluntariamente a las dos procuradurías y al programa radiofónico de Ciro Gómez Leyva, para ponernos públicamente a disposición de las autoridades competentes para coadyuvar en las indagatorias y tan es así que cuando recibí los primeros mensajes de Hugo Alberto, informe telefónicamente a ambas procuradurías, y personalmente a algunos funcionarios.
Al respecto, declaro que he recibido mensajes telefónicos vía TELCEL, supuestamente de Hugo Wallace, y pedí se confirme la posible autenticidad de los mismos, porque se le hicieron preguntas claves de información que solamente entre él y Laura Domínguez conocían, y es de hacer notar a esta representación social de la federación que antes de tener el contacto supuestamente con Hugo, recibimos información y documentación de un supuesto informante que también nos dijo que Hugo Wallace estaba vivo, y en el teléfono celular 5533337676, Hugo Wallace ha tenido múltiples conversaciones con Laura”.
Laura Domínguez fue una de las personas con las que tuvo comunicación telefónica Hugo Alberto, después de la fecha de su supuesta muerte, además de un encuentro con él en el aeropuerto, llevada por José Luis Moya en su auto. Sin embargo, tanto Domínguez como Moya inmediatamente fueron amenazados de muerte, y acusados falsamente de extorsión .
Incluso las amenazas de Miranda se repitieron cuando José Luis Moya y su excompañera hablaron con Ciro Gómez Leyva en su programa en vivo, para informarle que su hijo no estaba muerto como ella aseguraba.
Tampoco es la única víctima acusada falsamente por Isabel Miranda. De la misma manera calumnió la madre y a hermana de César Freyre Morales, quienes pasaron año y medio en prisión acusadas también de extorsión, para presionar a Freyre a que se declarara culpable del secuestro del supuesto secuestro de su hijo.
Otra de las falsas acusaciones de Miranda fue en contra de la abogada Ámbar Treviño Pérez, quien llevaba la defensa de César Freyre. Con tráfico de influencias, Miranda logró que le dieran prisión preventiva a Treviño con cargos de falsificación de documentos en mayo de 2010. El Juzgado Tercero de Distrito del Estado de Durango resolvió la exoneración de cargos y le dictó el auto de libertad bajo el Exhorto Número 67/2010 del Juez Decimoquinto de Procesos penales “por falta de elementos para procesar en favor a Ámbar Treviño por los antijurídicos de falsificación de documentos…”.
En la investigación periodística de Guadalupe Lizárraga, El falso caso Wallace y La vida impune. Biografía criminal de Isabel Miranda de Wallace, se evidencian los rastros de vida de Hugo Alberto Wallace, además de las pruebas de tortura, intentos de secuestro, encarcelamientos injustos, y amenazas contra los inculpados y sus familiares por parte de Isabel Miranda y de los agentes de la SIEDO.
El Caso Wallace
Periodista hace precisiones sobre víctimas del caso Wallace a Salvador Leyva, exfuncionario de Defensoría pública

Salvador Leyva Morelos Zaragoza, quien se desempeñó como secretario técnico de Combate a la Tortura Tratos Crueles e Inhumanos del Instituto Federal de Defensoría Pública, hizo pública su renuncia a la nueva titular de ese organismo Taissia Cruz Parcero. Sin embargo, en su referencia a las víctimas del caso Wallace, dice «sentir temor de que la defensa sea vulnerada».
En respuesta, la periodista Guadalupe Lizárraga, autora de El falso caso Wallace, en una carta abierta al exfuncionario público, especifica las situaciones de vulnerabilidad que ya presentaba la defensa de las víctimas durante la gestión de Salvador Leyva como responsable de combatir la tortura desde Defensoría pública.
Aquí la carta abierta
Ciudad de México, a 3 de febrero de 2023
Sr. Salvador Leyva Morelos Zaragoza
Exsecretario Técnico de Combate a la Tortura, Tratos Crueles e Inhumanos del IFDP
En su renuncia al Instituto Federal de Defensoría Pública presentada con fecha del 2 de febrero de 2023, hago las siguientes precisiones con respecto a las víctimas de la fabricación del caso Wallace, por mi compromiso ético con éstas y por el derecho que México tiene a estar informado, sobre todo cuando ha sido objeto de manipulación mediática y corrupción judicial por casi cuatro sexenios promovida por ustedes mismos, los servidores públicos.
Siendo secretario técnico de Combate a la Tortura, Tratos Crueles e Inhumanos, adscrito a la Dirección General del IFDP, usted ignoró a las víctimas de tortura relacionadas con este caso: César Freyre Morales, Jacobo Tagle Dobin, Jael Malagón Uscanga, George Khoury Layón, y al abogado defensor de Jacobo, Alejandro Garduño Real, quien sufrió atentados con armas de fuego, además de la tortura psicológica por las amenazas a su familia.
Bajo su gestión, se le negó a César Freyre Morales practicarle el protocolo de Estambul por parte de la institución con el argumento de que ya estaba sentenciado. Incluso el defensor público que lleva el caso de esta víctima dijo tener miedo a represalias por tomar iniciativas en la defensa. Mi trabajo como periodista de investigación llegó a generar la evidencia documental para gestionar ante el Mecanismo Nacional de Prevención de Tortura, adjunto a la CNDH, la aplicación del protocolo de Estambul a César Freyre, y el 1 de agosto de 2022, bajo la dirección del Dr. Emmanuel Santos Narváez, se le entregó el resultado positivo en tortura, siendo una de las víctimas con más eventos de estas violaciones de derechos humanos en las que participó directamente Isabel Miranda Torres, acompañada en 2015 por Renato Sales Heredia, excomisionado nacional de seguridad púbica, esposo de quien ahora es la titular del IFDP.
Usted, su director general y el defensor público de César Freyre ignoraron los resultados de ese protocolo de Estambul, sin darle el debido seguimiento.
Jael Malagón Uscanga, quien fue torturado dentro de la celda en mayo de 2010 y que el ataque le provocó el desprendimiento de la retina del único ojo que tiene, tampoco fue atendido por el IFDP como víctima de tortura en el tiempo de su gestión como secretario técnico, siendo la acusadora Isabel Miranda Torres la que participó directamente en la detención de Jael, a quien también se le ha negado realizar un protocolo de Estambul y aún se encuentra sin sentencia. La defensora pública que lleva el caso de Jael ha expresado a la familia “el pánico que le tiene a Isabel Miranda”, por lo que tampoco ha hecho una defensa correcta.
Jacobo Tagle, como usted bien sabe, con protocolos de Estambul positivos en tortura y sin sentencia, además de la acusación del falso secuestro de Hugo Alberto Wallace, fue acusado del homicidio de Eduardo Bracamontes Salazar, causa 80/2012, perpetrado en 2004. La confesión de Jacobo bajo tortura fue parte de las fabricaciones del exagente de la SIEDO Braulio Robles Zúñiga, con la complicidad de la jueza de la CDMX Hermelinda Silva Meléndez, para sentenciar culpables a George Khoury Layón y a César Freyre Morales.
George Khoury ha sido víctima de cuatro detenciones arbitrarias y tortura ordenadas por Eduardo Cuauhtémoc Margolis Sobol, y ha sido acusado reiteradamente en los medios por Isabel Miranda de ser el autor intelectual del supuesto secuestro de su hijo y de otros crímenes.
Sin embargo, George ha sido absuelto de cinco procesos, y solo tiene la causa mencionada por la corrupción del Juzgado Vigésimo Quinto Penal de la Ciudad de México. La tortura más reciente a George Khoury fue el 12 de junio de 2022, en el Cefereso #17 de Michoacán, y en su traslado arbitrario al Cefereso #12 de Guanajuato, cuatro días antes de su audiencia de preliberación por haber compurgado el 50 por ciento de la condena por el delito que no cometió. La misma acusadora, los mismos torturadores y la misma indiferencia de usted en estos casos en su responsabilidad de combatir la tortura, los tratos crueles e inhumanos en el sistema penitenciario.
Por último, el exdefensor público Alejandro Garduño Real fue despedido injustificadamente del IFDP, después de 20 años de trabajar en el Poder Judicial y de tomar la defensa de Jacobo Tagle en 2019, cuando presenté ante la FGR y al Senado de la República al padre biológico de Hugo Alberto Wallace, quien daba la prueba superveniente con la muestra de ADN, el acta de matrimonio con su prima Isabel Miranda y el de nacimiento de su hijo con sus apellidos. Tras una serie de amenazas y atentados, el abogado Alejandro Garduño fue obligado a pedir refugio político a Estados Unidos, debido a la falta de protección institucional y a las torturas psicológicas por las amenazas a su familia ignoradas bajo su gestión en la secretaría para combatir la tortura.
Por lo anterior, la realidad de las víctimas contradice sus palabras sobre el temor que dice sentir a que la defensa de éstas sea vulnerada, puesto que en su propia gestión -bajo la dirección de Netzaí Sandoval Ballesteros– ya lo era.
Usted mismo fue parte del tráfico de influencias promovido por Ricardo Raphael con Alejandro Gertz Manero, en la FGR, y con el expresidente de la SCJN Arturo Zaldívar. Usted mismo promovió la entrada ilegal de Ricardo Raphael al Cefereso #16, de Morelos, para entrevistar a una de las víctimas, usurpando la función de un servidor púbico y dando armas judiciales y mediáticas a Isabel Miranda Torres para sus ataques.
Desde el IFDP se manipuló la defensa de las víctimas, y se ignoraron mis denuncias por tortura y secuestro en grado tentativo contra Isabel Miranda Torres interpuestas en 2018 y ratificadas en 2019.
No señor Leyva, usted no dice la verdad a México, y es responsable de la defensa vulnerada de miles de víctimas de tortura que fueron ignoradas por su gestión, no solamente el de las ocho víctimas de Isabel Miranda Torres, no seis, por cierto, como usted dice, una imprecisión que demuestra su ignorancia o su manipulación.
Las víctimas y nuestro país merecen la verdad. No los subestime.
Atentamente
Guadalupe Lizárraga
Periodista independiente
Los Ángeles Press
Renuncia de Salvador Leyva a Defensoría Pública
Muy preocupantes cambios en la @defensoriaifdp 😡 https://t.co/reMiJmDwgn
— John M. Ackerman (@JohnMAckerman) February 3, 2023
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