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África

Los ricos del mundo podrían erradicar el hambre del mundo

El uno por ciento de lo que los gobiernos han gastado en el rescate bancario global hubiera terminado con el hambre del mundo, y las 24 mil personas que mueren a diario tendrían la oportunidad de vivir.

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Los más ricos del mundo podrían erradicar el hambre de los países más pobres con tan sólo 50 mil millones de dólares. Con ello, podrían salvarse 24 mil personas que mueren a diario por no tener el alimento básico para vivir. Las cifras las da el Programa de las Naciones para el Desarrollo (PNUD), y representa el 1,08 por ciento de lo que los gobiernos han gastado en el rescate bancario desde 2007, 4,6 billones de dólares, esto es 92 veces más de lo que hace falta para erradicar el hambre en el mundo.

El 9 por ciento de la humanidad posee el 39 por ciento de la riqueza mundial. Y con el 1,3 por ciento de los ingresos de esta elite, ayudaría a erradicar el hambre del mundo. Lo mismo sucede con las cifras espeluznantes del gasto militar mundial. Se ha llegado a un récord histórico de 1,6 billones de euros. Con el 4 por ciento d eesta cifra podría de igual manera ponerse fin a las hambrunas que cobran decenas de miles de vidas diariamente en el planeta.

Desde el 2009, el número de personas multimillonarias se ha incrementado de 793 a 1.011. Sus fortunas totales pasaron de 2,4 billones de dólares a 3,6 billones de dólares. Este 1% de la población mundial que tiene una renta anual equiparable al 57% de la humanidad, representa el abismo de la brecha Norte-Sur, entre los países enriquecidos y empobrecidos por el capitalismo. Representa también los contubernios que los gobiernos han hecho con los empresarios que van desde las compensaciones por plantar trasnacionales en sus países con privilegios fiscales hasta la evasión total de impuestos y explotación de trabajadores con salarios indignos, así como la depredación de los recursos naturales.

El 20% más rico del planeta absorbe hoy el 83% del PIB mundial. Mientras que el 20% más pobre del mundo sólo alcanza el 1% del PIB.

Con información de: www.librered.net

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África

Penas de cadena perpetua contra personas homosexuales en Uganda

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Religión y vida pública

Por Rodolfo Soriano Núñez

En 2023 se cumplen 810 años desde que el papa Inocencio III promulgó, en 1213, la bula Quia Maior, en la que llamaba a la cristiandad a iniciar una Quinta Cruzada. La Quinta Cruzada como tal inició en 1217 y concluiría, con más pena que gloria cuatro años después. No recuperó el control de la Tierra Santa. El único que puede considerarse que logró algo, fue san Francisco de Asís, quien obtuvo del sultán Al-Kamil, permiso para establecer un pequeño monasterio (priorato) que los franciscanos conservan hasta ahora. Como las cuatro anteriores y muchos otros intentos previos del occidente europeo para controlar las rutas de tráfico de mercancías que pasaban por Jerusalén, la Quinta Cruzada fracasó estrepitosamente.

No es que a los ejércitos europeos les hubiera faltado creatividad, recursos o ambición. Ensayaron todos los trucos tácticos y militares de la época; arriesgaron y perdieron fortunas equivalentes a los ingresos totales a la Inglaterra de Ricardo Corazón de León, pero había en la idea misma de la recuperación por medios militares de la Tierra Santa un conflicto insalvable entre los fines (salvar personas, salvar almas) y los medios (la ocupación militar, la violencia y la muerte). Es algo fundamentalmente incompatible, a lo que debía agregarse que, la conversión de vastas regiones de África y Asia al Islam había sido, desde el siglo VIII de la era común, tan sólida como para evitar que las poblaciones locales fueran leales a los europeos que trataban de recuperar la Tierra Santa, creando reinos, principados, protectorados.

Esa incompatibilidad entre los medios y los fines es algo que todavía ahora afecta a quienes, en el occidente cristiano y, más específicamente, católico, insisten en lanzar, cada que pueden, cruzadas. El objetivo ya no es el de recuperar Tierra Santa, pues es claro que eso no se va a lograr. El objetivo ahora, parece ser el de establecer sociedades o países “cristianos”, en los que se respeten ciertos ideales con los que el cristianismo católico de derechas se identifica, aunque menosprecien e incluso de manera activa vayan en contra de la doctrina de la Iglesia católica o, de manera más general, de la filosofía del cristianismo.

Esa manera de entender la política, como una herramienta en la construcción de gobiernos o de países “cristianos” no es exclusiva ya de Europa. De hecho, si uno observa a la mayoría de los países de Europa occidental, lo que encuentra en un activo esfuerzo para tomar distancia de esa manera de entender las relaciones entre religión y política. En algunos países de Europa oriental es posible ver todavía ese tipo de prácticas. De manera notable en Polonia y Hungría, donde gobiernos de la derecha populista identitaria apuestan todo su capital político a un acuerdo con las jerarquías de distintas iglesias cristianas.

Otra región donde fue posible ver ese tipo de práctica de la política fue América Latina que, desde mediados de los noventa y, por lo menos, hasta mediados de la década pasada, impuso una serie de restricciones al aborto. En esa ola de reformas participaron distintos gobiernos de América Latina. En México, durante las presidencias de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto las reformas ocurrieron a escala estatal y no nacional. Fue el caso también en Honduras, El Salvador, Guatemala y, de manera notable, con Daniel Ortega en Nicaragua. Además, en ese periodo se promovieron, incluso en los sistemas de salud pública, las así llamadas “terapias de conversión” de la preferencia sexual, que supuestamente servirían para “curar” a las personas homosexuales de los “males” que les hacen actuar como lo hacen en su vida

En el caso de las leyes en materia de aborto, es notable que ahora vivimos la reacción contra los excesos de décadas pasadas, de modo que, en los últimos cinco años muchas de esas leyes han sido derogadas, sea por decretos del Ejecutivo (como en el caso de Honduras), sea por reformas del Legislativo (como en Argentina y Chile) o por medio de declaratorias de inconstitucionalidad por parte del poder Judicial (como en México). Fue, en más de un sentido, una moderna cruzada.

A pesar de la manera en que esta cruzada fracasó en América Latina, estas ideas están lejos de haber perdido su atractivo. De hecho, en El Salvador y Guatemala, sostienen este tipo de leyes y no hay signos de que pudiera ocurrir algún cambio. En Guatemala, el gobierno actual intentó aprobar en 2022 una ley que, además de elevar todavía más las penas contra el aborto, pretendía impedir por todos los medios dar cualquier tipo de reconocimiento a los matrimonios civiles de personas homosexuales. Al final la iniciativa fracasó, pero el intento existió.

Pero la influencia de esta manera de entender el mundo, el papel de la Iglesia y su doctrina y sus relaciones con el mundo de la política no se agotan ahí. Por una parte, está la influencia de estas ideas en Estados Unidos, que amerita una reflexión por separado. Por otra parte, están los cambios que recién han ocurrido o ocurrirán en el futuro inmediato en África. El más reciente de esos cambios ocurrió en Uganda, el 22 de marzo, cuando el parlamento de ese país de África central, decidió que es ilegal que una persona se identifique a sí misma como homosexual o lesbiana. Lo que es peor, quien se identifique de esa manera enfrenta penas de hasta diez años de cárcel. Por si eso no fuera suficiente, una persona que participe en un acto o relación homosexual podría recibir una pena de cadena perpetua.

Esta nueva ley, aprobada en lo que parecía ser una sesión festiva del parlamento de ese país, se suma a otras que ya penalizan, incluso con cárcel, a las personas que realicen o participen en ese país en “actos homosexuales”. Y no es sólo Uganda. Otros países de África han seguido rutas similares. En total, 30 países de África han aprobado distintas leyes, sea en los ámbitos nacionales o subnacionales, en las que se penalizan los actos, las relaciones o el identificarse como homosexual.

En su viaje a Sudán del Sur, en enero y febrero de este año, el papa Francisco se pronunció públicamente en contra de este tipo de leyes que criminalizan a las personas o los actos de las personas homosexuales. A bordo del avión que lo llevaba de regreso a Roma, el papa expresó su dolor por la incapacidad para distinguir entre las nociones de pecado y de crimen:

Y hace poco dije algo, no lo recuerdo muy bien, en la entrevista de Associated Press. La criminalización de la homosexualidad es una cuestión que no debe dejarse pasar. Se calcula que, más o menos, cincuenta países, de una manera u otra, llevan a cabo esta criminalización. Algunos dicen más, digamos al menos cincuenta. Y algunos de estos —creo que serán diez—, tienen también la pena de muerte. De forma abierta o encubierta, pero pena de muerte. Esto no está bien. Las personas con tendencias homosexuales son hijos de Dios, Dios las ama, Dios las acompaña.

Papa Francisco, conferencia de prensa en el vuelo a Roma, 5 de febrero de 2023.

El papa tiene claro lo peligrosa que es esa confusión. No así el arzobispo de Kampala, la capital de Uganda, Paul Ssemogerere, quien ha permanecido en el más hermético silencio luego de que el parlamento aprobara la nueva ley, que hace más difícil la vida de las personas homosexuales ahí, como se puede ver en la página de Internet de la arquidiócesis.

El silencio de Paul Ssemogerere (izq.) arz. de Kampala, Uganda, sobre la criminalización de la homosexualidad contrasta con lo dicho por el papa Francisco. De la cronología en Twitter de @MagalaJames4.

Y si hubiera alguna evidencia de que penalizar la homosexualidad sirviera de algo, cualquiera estaría dispuesto a considerar si valen la pena o no este tipo de leyes. Pero la realidad es que los países donde se penalizan la homosexualidad, los actos homosexuales y, como ahora en el caso de Uganda, el identificarse como homosexual, acusan problemas de productividad, de desarrollo profesional, de emprendurismo, confianza interpersonal y en las instituciones, lo que se traduce en bajos niveles de desarrollo del así llamado capital social y califican mal en prácticamente cualquier índice que mida la vigencia del Estado de derecho y del respeto a los derechos humanos.

Al final del día, las conductas homosexuales pertenecen al ámbito más privado de la vida de las personas. Incluso países con muy robustos sistemas de justicia, como el Reino Unido, han debido abrogar las legislaciones que prohibían o penalizaban la práctica de la homosexualidad. En el Reino Unido esas leyes estuvieron vigentes desde 1533 y hasta 2009.

Ese tipo de legislación imponía cargas excesivas sobre las personas, que estaban obligadas a vivir sus vidas con el miedo de ser denunciadas. Además, para obligar la observancia de esas leyes, las autoridades debían contar con amplios márgenes de discreción para espiar la vida privada de las personas, de los ciudadanos. Es decir, podían espiarles para demostrar que eran homosexuales.

En lo personal dudo mucho que Uganda, Kenya o, para propósitos prácticos, cualquier país de África o América Latina tengan la capacidad para efectivamente vigilar que las personas no participen en actos homosexuales o se identifiquen como homosexuales. Son leyes pensadas más como instrumentos de propaganda política que, al final del día, logran poco, pero tienen la capacidad para destruir las vidas de miles de personas.

Lo peor de todo, es que más allá de que pudieran existir grupos que en América Latina o África promueven por sus propios medios este tipo de políticas, también es claro que existen grupos mucho más poderosos que impulsan estas políticas desde Estados Unidos. Uno de esos grupos es el llamado en algunos casos La Familia (The Family) y en otros La Hermandad (The Fellowship) que, originado en EU en los setenta, promueve desde hace varios años los así llamados Desayunos de Oración que en países como Guatemala tienen incluso una condición de celebración nacional cada 18 de agosto. La Familia, gracias a los Desayunos de Oración, promueve activamente este tipo de medidas en nombre de Jesús, quien en ninguna porción de los Evangelios habla de la homosexualidad.

Quien desee comprender mejor el papel de la así llamada The Family, puede consultar el documental homónimo que Netflix produjo en 2019, cuya cuarta parte, atinadamente titulada Dictadores, Asesinos y Ladrones, narra la manera en que esta organización promueve este tipo de cambios en las leyes de América Latina y África. En el caso de Uganda, donde The Family opera desde los setenta, durante el régimen de Idi Amín Dadá, como se puede ver en este documental de la Universidad de Michigan, así como en distintos reportajes y análisis de lo que fue ese régimen, al que se considera responsable de la muerte de entre 100 mil y hasta 300 mil disidentes y opositores. En la más reciente reforma en Uganda también participó el grupo llamado Family Life Network, como lo describe este artículo de Foreign Policy.

Esas organizaciones, lo mismo que el arzobispo Ssemogerere parecen no tener claro la distinción que hace el papa Francisco entre pecado y delito. Parecen, igualmente, incapaces de entender qué tan contraproducente es para el cristianismo embarcarse en este tipo de proyectos que recuerdan en todo a las cruzadas de la Edad Media.

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África

África en alerta por asesinatos de periodistas: CPJ

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Martinez Zogo death

Todos los casos en impunidad revelan la incapacidad de los gobiernos para garantizar justicia a las familias de los periodistas asesinados

Por Joyce Chimbi

NAIROBI – El nuevo año trajo malas noticias para la libertad de prensa en el continente africano, con el brutal asesinato de un periodista y la sospechosa muerte de otro.

La jefa del programa para África del Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, en inglés), Angela Quintal, dijo que comenzar el año con la muerte de al menos dos importantes periodistas en una semana es una muy mala noticia y se espera que no sea una señal abominable para el año que comienza.

“El brutal asesinato del periodista camerunés Martínez Zogo, que fue secuestrado, torturado y asesinado en la capital, Yaundé, y la sospechosa muerte en accidente de tráfico de John Williams Ntwali, el periodista independiente ruandés, en Kigali, han dejado conmocionada a la comunidad de los profesionales de los medios, me siento mareada, y solo estamos a principios de año», declaró Quintal.

El Foro de Editores Africanos (TAEF, en inglés) también ha expresado su conmoción e indignación por estas muertes y tiene previsto realizar gestiones ante los gobiernos de Ruanda y Camerún para «exigir informes públicos completos sobre las circunstancias que condujeron a sus muertes».

Por desgracia, no se trata de incidentes aislados.

Leer más: Gobierno de México omite casos de periodistas asesinados y autores intelectuales en investigaciones

 

Sólo en 2022, el CPJ documentó al menos seis periodistas asesinados en África subsahariana murieron en misiones peligrosas o en fuego cruzado, y confirmó que cuatro de ellos, los somalíes Ahmed Mohamed Shukur y Mohamed Isse Hassan, y los chadianos Evariste Djailoramdji y Narcisse Oredje, fueron asesinados por su labor informativa.

“En estos cuatro casos, los periodistas murieron en misiones peligrosas o en fuego cruzado, en relación con su trabajo. Seguimos investigando la muerte en Kenia del periodista paquistaní Arshad Sharif y de Jean Saint-Clair Maka Gbossokotto en la República Centroafricana para determinar si sus muertes están relacionadas con su trabajo periodístico», explicó Quintal.

La jefa para el continente del CPJ afirmó desde Nueva York que Somalia sigue encabezando el Índice Global de Impunidad del Comité como el peor país en el que «los asesinos de periodistas invariablemente salen libres, y no hay rendición de cuentas ni justicia por sus muertes».

Otros seis periodistas fueron asesinados en 2022 en casos relacionados con su trabajo en el continente:  Abdiaziz Mohamud Guled y Jamal Farah Adan (Somalia), David Beriain y Roberto Fraile (Burkina Faso), Joel Mumbere Musavuli (República Democrática del Congo), y Sisay Fida (Etiopía).

En total, es el mismo número de periodistas asesinados en África que durante 2021.

Rwandan Journo

El CPJ ha solicitado una investigación de la muerte del periodista John Williams Ntwali en Kigali. Ntwali fue un periodista independiente que expuso los abusos contra los derechos humanos en Ruanda y denunció que era víctima de amenazas de muerte. Imagen: Captura de pantalla de CPJ / YouTube-Al Jazeera

Quintal ha declarado que la muerte de Sisay este mes es el primer caso confirmado desde 1998 de asesinato de un periodista en Etiopía. El CPJ sigue investigando la muerte de Dawit Kebede Araya en ese país en 2021 para determinar si estaba relacionada con su labor periodística.

“Con diferencia, la mayoría de los periodistas asesinados son reporteros locales. De los seis de 2021, dos periodistas rusos fueron asesinados en Burkina Faso, y seguimos investigando el asesinato el año pasado en Kenia del periodista paquistaní Arshad Sha para determinar si el motivo estaba relacionado con el periodismo”, añadió Quintal.

Añadió que “en 2022 y 2021 se produjo el mayor número anual de asesinatos de periodistas desde 2015, cuando el CPJ documentó al menos 11 asesinatos, y rezo para que no volvamos a los oscuros días de asesinatos de dos dígitos. Un periodista asesinado es un periodista de más».

Quintal denunció los niveles de impunidad y la incapacidad de los gobiernos para garantizar justicia a la mayoría de los periodistas asesinados y a sus familias, una tendencia que se refleja en otras partes del mundo.

Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.

En todo el mundo, según el informe anual 2022 del CPJ, los asesinatos de periodistas aumentaron casi 50 % en medio de la anarquía y la guerra, y en 80 % de ellos ha habido impunidad total.

“Esto ilustra un pronunciado declive de la libertad de prensa en todo el mundo, algo que también vemos en términos de cifras récord en el número de periodistas encarcelados en todo el mundo”, subrayó Quintal.

Precisó, además, que “en 2022 se registró el mayor número de periodistas encarcelados en todo el mundo en 30 años. Con la cifra récord de 363 periodistas entre rejas al 1 de diciembre de 2022”.

La directora editorial del CPJ, Arlene Getz, señala que «en un año marcado por el conflicto y la represión, los líderes autoritarios redoblan su criminalización de la información independiente, desplegando una crueldad cada vez mayor para sofocar las voces disidentes y socavar la libertad de prensa».

Ante este escalofriante panorama, Quintal dijo a que las soluciones a corto plazo incluyen la voluntad política de los gobiernos, acompañada de los recursos financieros y humanos necesarios, para detener, procesar y condenar a los culpables de crímenes contra periodistas.

“Es hora de que los gobiernos cumplan sus promesas… Deben envíer una señal clara de que habrá consecuencias por dañar a un periodista”, remarcó.

También hay una necesidad urgente de invertir en formación sobre seguridad, tanto para periodistas físicos como digitales, y en visados de emergencia para periodistas en apuros.

“Aquí es donde la comunidad internacional puede desempeñar un papel importante. Las misiones diplomáticas en países donde los periodistas están amenazados por los gobernantes, por ejemplo, pueden ayudar a los periodistas locales que necesitan trasladarse en caso de emergencia», dijo la activista por los derechos de los periodistas africanos.

A su juicio, “los gobiernos deben llevar a cabo investigaciones exhaustivas e independientes para poner fin a la violencia contra los periodistas, y debe haber consecuencias políticas y económicas para quienes no lleven a cabo investigaciones adecuadas que cumplan las normas internacionales”.

Las soluciones a largo plazo, añadió, incluyen que los países establezcan e inviertan recursos en mecanismos especiales para proteger a los periodistas, como los que existen en lugares como México. Pero advierte de que no han cumplido sus promesas, en gran medida por falta de recursos, capacidad y voluntad política.

Infórmate: México, tercer país con más asesinatos de periodistas en este siglo –

 

Los gobiernos también deben dar prioridad a la protección, las investigaciones creíbles y la justicia.

Y cuando los gobiernos locales fracasen, a su juicio «los Estados extranjeros también deberían recurrir a la jurisdicción universal para perseguir a los acusados de asesinar a periodistas», tal como Alemania está procesando a un miembro del escuadrón del ex presidente de Gambia, Yahya Jammeh, responsable del asesinato de Dedya Hydara, redactor jefe de The Point.

Por su parte, TAEF, el Foro de Editores, sigue lamentando estas muertes, presionando a los gobiernos pertinentes para que respondan a la creciente lista de periodistas asesinados y hagan justicia a los afectados en la promoción de la libertad de prensa.

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Fuente: ipsnoticias.net

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África

Somalia al borde de la hambruna y medio millón de niños podría morir a mediados de 2023: ONU

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Somalia corre riesgo de que medio millón de sus niños mueran en 2023

 

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) advirtió que Somalia podría enfrentar una situación de hambruna dentro de unos meses y que hasta medio millón de niños y niñas menores de cinco años podrían morir para mediados de 2023.

Somalia ha evitado caer en situación de hambruna a finales de este año 2022 ante el agravamiento de la crisis económica y las continuas sequías, según un estudio de agencias de Naciones Unidas y organizaciones no gubernamentales, si bien han advertido de que esta situación podría registrarse en tres áreas durante el segundo trimestre de 2023.

Lee más: Pobreza en África impacta esfuerzos por poner fin al matrimonio de niñas

La Clasificación Integrada de las Fases de la Seguridad Alimentaria (IPC, por sus siglas en inglés), refleja que 8,3 millones de somalíes podrían sufrir inseguridad alimentaria grave entre abril y junio de 2023, lo que supone «un nivel de necesidad sin precedentes» tras cinco temporadas consecutivas de lluvias escasas y el aumento de los precios de los alimentos.

El informe refleja que 214.050 personas están en fase 5 en el último trimestre de 2022, cifra que podría aumentar a 322.010 entre enero y marzo y a 727.100 entre abril y junio.

«Para evitar la hambruna y unas peores condiciones humanitarias en Somalia es necesaria una acción urgente para una respuesta multifacética, incluida seguridad alimentaria, nutrición y agua, saneamiento e higiene».

Lee más: Ministra de Sudáfrica dice al secretario de Estado de EEUU que Palestina, al igual que Ucrania, “merecen su territorio y libertad”

«La hambruna es proyectada entre abril y junio de 2023 entre poblaciones agrícolas y ganaderas en los distritos de Baidao y Burhakaba, en la región de Bay, y entre desplazados internos en Baidoa y Mogadiscio«, ha señalado en su informe. Así, ha especificado que «estas áreas ya experimentan niveles muy altos de desnutrición aguda y mortalidad consistente con situaciones de emergencia» y ha advertido de que «un número creciente de personas podrían estar en niveles catastróficos».

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Con información de Europa Press.

 

 

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