Pobreza en España. Foto: perfil de FB/Rafael Narbona
Antonio Hermosa Andújar*
Un año, apenas un año de la victoria electoral del PP, y ya la sociedad española es un paisaje después de la batalla. En un sólo año ha agravado todos los males que marcaron el final de la era Zapatero, ha dado vida al resto de peligros que la amenazaban y muerte a las expectativas de sobrevivir a la crisis de manera reconocible a lo que había antes de su estallido. Un solo año y el PP tiene el mérito de, al menos, dar la impresión de haberse llevado el futuro por delante.
Mucha prisa tenía en aquel entonces el PP por llegar al poder. La tiene por naturaleza, porque sus mandarines piensan que ésta es una tierra que les pertenece por derecho divino (o eclesiástico, en aras de la precisión), y la tuvo en extremo en la segunda mitad del mandato socialista. En la práctica, el PP se olvidó de la política, de sus funciones y obligaciones como principal partido de la oposición y, naturalmente, de sus fatuas promesas de actuar en pro del interés de “todos los españoles”.
Infundios y descalificaciones devinieron la parte principal de su quehacer público (por no hablar de su familiaridad innata con la corrupción); infundios y descalificaciones que no sólo se centraban en el gobierno, sino que se repartían con prodigalidad similar por otras instituciones del Estado –magistratura, policía-, en relación con las cuales hicieron uso de una doble vara de medir en función de sus intereses, de su pasión por empuñar el poder: el fin que justificaba cualquier medio.
El PP se enrocó tanto en torno a su cavernícola ombligo, se encastilló hasta tal punto en su ambición desenfrenada, que durante la legislatura anterior a menudo se vio al gobierno hacer causa común junto al resto de la oposición contra él: tal y como hoy día, gobernando por mayoría absoluta, se ve al conjunto de la oposición formar un frente común contra él (como también a sectores sociales antes enfrentados entre sí). Pequeños detalles ésos que nos ilustran de su concepto de democracia tanto como de su forma de practicarla. O si se prefiere: de su ínfima capacidad para sobrellevar la democracia.
¿Cuál puede ser el temple democrático de un partido que con frecuencia se queda aislado, cuál la visión del mundo que en los hechos no pacta con los demás, cuál el respeto que éstos, sus cosmovisiones y sus prácticas, le merecen? Pero como una imagen puede valer más que mil palabras, recordemos la que sintetiza todo el quehacer del PP en un momento crítico de la legislatura anterior, salida de la patriótica boca de esa joven promesa de la economía que es el varias veces ministro Montoro con ocasión de un debate parlamentario (según afirmara una diputada de Coalición Canaria): “Mejor si se hunde España; así la rescatamos nosotros”. En relación con la comprensión de la realidad, ¿cuánta culpable inocencia cabe en una frase así, cuánta prepotente ingenuidad? Sólo la perversidad que rezuma las sobrepasa de lejos.
Lo notable fue la transmutación de la prisa en una calma chicha cuando se produjo el acceso al poder. La crisis seguía apremiando con sus urgencias; la dueña ilusoria de Europa ya le había hecho llegar desde Alemania sus órdenes con su felicitación, y la nave requería urgentes decisiones para mantenerse a flote. Pero nada se movía, y la razón, la patriótica y democrática razón, era que las elecciones andaluzas habían sido fijadas para el 25 de marzo del año siguiente, y a la espera de monopolizar el control de ese territorio para hacer aún más total su poder y ejercerlo de manera más absoluta, el presidente del gobierno demostró que le importaba un carajo y todo cuanto antes decía importarle, de modo que hizo lo que mejor se le da: hibernarse. Sangre fría se llama eso, y probablemente ningún cocodrilo lo habría hecho mejor. ¡Qué premonitoria lección de abuso de poder se impartía ahí antes de ponerse el mono de faena y sin mover un sólo músculo!
Ganaron las elecciones andaluzas sin ganar el gobierno andaluz, y entonces sí: entonces la máquina del autoritarismo se puso en funcionamiento por sí sola y allí fue Troya. O sea: mostraron lo que son. Con la excusa de contener el déficit en el 6.3% impuesto por Europa, se entregaron como posesos a alumbrar su programa oculto, que contradecía todos sus compromisos y todas sus promesas más solemnes yacentes en su programa electoral, que no es sino el contrato no firmado que un partido contrae con el conjunto de la sociedad durante la campaña electoral. Y el programa oculto desmentía no sólo las afirmaciones del explícito, mero eco de sus críticas al gobierno de Zapatero –aún hoy, con la excusa de la herencia recibida, chivo expiatorio de sus desmanes-, sino que al aplicarlas en toda su crudeza, al repetir en muchos casos las medidas de su antecesor enconadas, revelaban también el producto final de sus intenciones.
Si durante su travesía por la oposición habían obrado como si creyeran su propia mentira –que España tenía solución: bastaba con cambiar de política cambiando de gobierno-, ahora, ya desde el gobierno, aplicaron dicha política. Y el resultado no puede ser más desolador: la carrera por acabar con el Estado del bienestar –a veces, se diría, con el Estado en sí- a fuerza de crear no una pura economía de mercado, sino una sociedad de mercado.
Toda la ristra ignominiosa de medidas adoptadas, violando sin cesar sus juramentos más solemnes, insisto, tienen al aludido estado de naturaleza por finalidad suprema y consciente. Postrarse ante la banca, la subida del IVA, el IRPF y otros impuestos, el añadido de medio millón más de parados a los millones ya existentes, las restricciones infinitas a la investigación y la ciencia, clave de la vida autónoma de todo país con aspiración a serlo, las restricciones infames a la Educación y a la Sanidad, la tendencia imparable hacia la privatización de ambas, el descenso real de las pensiones, etc. La sociedad española es un gélido paisaje de tierra quemada actual y de desolación ante el futuro inmediato, sólo auto-rescatada por las lecciones de solidaridad que ha descubierto y practicado en su interior desde el fondo del abismo en el que se halla. Y como una imagen, dije, puede valer más que mil palabras, apelemos a otra que en esta ocasión sintetiza el objetivo del PP, que va más allá de lo que le exige Europa: al tiempo que todo eso deja sin aliento a la sociedad española, el gobierno de España se humilla ante un magnate estadounidense extremista que le exige el oro y el moro por instalar su casino en España.
El oro y el moro: una nueva ley de expropiación de terrenos, impedir la presencia sindical entre los trabajadores, despido gratuito, etc. Y, por si fuera poco, esto: el rico que pierda sus buenos dineros jugando en el casino podrá desgravar en su declaración de la renta parte de las pérdidas. En suma: desgravación por pérdidas en el juego frente a recortes brutales en la Sanidad o en la Educación: he ahí el modelo social del PP.
Crear y acentuar las diferencias entre ricos y pobres, pauperizando a la clase media, son elementos clave del mismo, y a él tienden otras medidas particulares tomadas desde diversos ministerios: la preferencia por la educación privada fijada por el torito Wert, la amnistía fiscal concedida por el ínclito Montoro, al que, una vez más, le ha salido el tiro por la culata; las nuevas tasas en el ámbito judicial fijadas por Gallardón -la babosa que cree ser águila-; la vitalicia congelación de los salarios a los funcionarios, los recortes añadidos a los recortes en Sanidad con los que se obsequia a los inmigrantes irregulares, ya que no deben ser humanos al no ser españoles o no tener la cartilla sanitaria en orden, con los que la ministra Mato pretende hacer de un plumazo honor a su apellido (igual le habría gustado más convencerlos de la bondad de su medida, sólo que para ello es menester no ya dialogar, sino más lisa y llanamente hablar, algo imposible para una ministra en cuyas frases no cabe sintaxis alguna).
Con su modelo de sociedad de mercado el PP hace la vista gorda ante hechos tan comunes y evidentes como que no todos los fracasos sociales tienen la raíz en los deméritos de los fracasados; que no toda la pobreza es culpable de haraganería o de indolencia; que no todo sufrimiento es azaroso ni da enseguida con sus paliativos; que hay marginados dispuestos a ganarse una segunda oportunidad, etc. Difícilmente habrá respuesta para todo esto sin la ayuda estatal; lo fácil será constatar la ampliación del infierno en la tierra.
Pero no todo son malas noticias: que le pregunten a Angela Merkel si alguna vez ha escuchado algún reproche de cualquiera de sus vasallos; alguien que le diga que están hartos de pagar los fantasmas alemanes y sus correspondientes avisperos de prejuicios; que se van a oponer a la renacida esencia alemana, que ingenuamente Mitterrand -quien la creía inextirpable- pensaba detener con la creación del euro cuando dos guerras mundiales no habían logrado más que refrenarla temporalmente, y que hoy día consigue los efectos políticos a los que propendía desde el terreno económico, y hasta le pagan por ello.
Ningún vasallo le dice eso a la aparente dueña de Europa, y menos su lacayo español, que recibe órdenes sin pedirlas de una teórica igual, y que siempre promete ser el primero de la clase, aunque luego incumpla los deberes que le dictan sus amos, como rebajar el déficit público hasta el 6.3%. Tendrán que ser una vez más los hechos, con las voces que les hacen de eco y que provienen desde el corazón de la propia Alemania, los que acaben por disuadir a Merkel de que la tierra quemada que ha creado en derredor suyo está ya dañando las exportaciones alemanas, es decir, llenando de nubarrones su horizonte. ¿Pero quedará algo reconocible de lo que un día fue la Europa del Sur cuando llegue ese momento?
Hay más sujetos que tampoco naufragan en la situación actual. No sólo los beneficiarios de tanta reforma laboral o no sólo los beneficiarios de la emancipación del dinero de la política, que se permiten el lujo de crear crisis financieras, económicas, sociales y políticas de un solo golpe y luego cobrar indemnizaciones millonarias por un trabajo tan cualificado. Y, sobre todo, no le cabe queja alguna al paraíso fiscal por excelencia que tan amorosamente cultivamos en España: la Iglesia Católica.
Con su imposición de la religión como asignatura curricular y las exigencias correspondientes de poner como alternativa una asignatura seria, a fin de que los alumnos elijan catequesis -de la que tan necesitados están en lugar de matemáticas o comprensión lectora-, y de sepultar por fin la educación para la ciudadanía, la Iglesia Católica, que mantiene los demás privilegios de que ha gozado a lo largo del eterno Ancien Régime que es la política española en relación con ella, demuestra que el PP no es en ciertos aspectos sino la putita política de la que su chulo, insaciable y amoral, se sirve como de una marioneta cada vez que toca.
Pasaré por alto el contencioso creado entre Cataluña y el Estado, al que con su galanura de “toro bravo”, según el propio Wert ha dicho ser cuando alguien le critica, tanto ha contribuido a favorecer a base de cornadas al modelo de inmersión lingüística catalán y demás exquisitices ideológicas. Me detengo en una última reflexión al hilo de cuanto ha sucedido.
Visto el ejercicio del poder por parte del gobierno del PP, favorecido por la mayoría absoluta de que dispone en el Parlamento, una conclusión se impone: es imprescindible una renovación constitucional que, si no impida, al menos obstruya en la posible la formación de mayorías absolutas. Hay varios expedientes posibles, desde una reforma en sentido más proporcional de la actual ley electoral hasta la supresión de la prima de diputados concedida al partido ganador de las elecciones cuando gracias a la misma obtenga dicha mayoría autoritaria.
Se trata de mantener la proporcionalidad entre voto y representación que impida al partido mayoritario en las urnas convertirse de hecho en partido único en el Parlamento, imponiendo así su cosmovisión política al conjunto de la sociedad, pese a que ésta supera en número a la sociedad parcial que votó a favor del partido finalmente ganador. Si es necesario, se debería transformar España en una circunscripción única, y en todo caso, con las circunscripciones actualmente en vigor, el reconocimiento de una mayoría absoluta parlamentaria debería aceptarse únicamente si dicha mayoría absoluta se da en el conjunto de las autonomías.
Así se evitaría que un partido se saltara caprichosamente la Constitución al tiempo que dice venerarla y aun la convierte en muro contra las reformas propuestas por partidos minoritarios –lo cual, a su vez, conformaría un requisito para que la nueva Constitución refundara el pacto social fijando un plan de futuro que liberara en gran medida al país de su propia historia, dos caras de la misma urgencia. Una coalición de gobierno no tiene por qué dificultar la acción del mismo, tanto si es estable por fundarse en un pacto de legislatura como si no, y tiene además la ventaja de adecuarse en su mayoría política a la mayoría social que la sustenta. En cambio, toda mayoría absoluta, en cualquier democracia, es en principio perversa, con independencia del uso que posteriormente se haga de ella. Si ese lugar es España, y el partido mayoritario es el PP, ya sabemos que el final de la legislatura puede coincidir con el final de la sociedad del bienestar e incluso con el final del propio país.
*El autor es filósofo español, académico de la Universidad de Sevilla.
Sobre cómo un joven se incorpora al CJNG «para tener una vida mejor»
CIUDAD DE MÉXICO (EFE).- La corrupción en México es una incubadora de criminales que ha visto nacer a personajes como Mauricio Hiram Suárez Álvarez, “El Mawicho”, quien con el objetivo de dar a su hija una vida mejor se convirtió en uno de los criminales más sanguinarios e inspiró el libro “Así nació el diablo”, del periodista Emmanuel Gallardo.
En entrevista, este lunes, el escritor mexicano, que ha tenido que exiliarse del país tras investigar las raíces del narcotráfico en México, explica que este fue uno de los principales hallazgos que obtuvo tras redactar el texto, pensado en un principio como un reportaje.
“Lo que más me llamó (la atención) de todo esto durante este proceso fue darme cuenta de que la corrupción en el aparato de Justicia, en específico de la Ciudad de México, pareciera que es una incubadora de criminales, porque en este proceso de intento de impartir Justicia, pareciera que es algo totalmente simulado”, apuntó Gallardo.
“Así nació el diablo”, detalla, es la historia de Mauricio («El Mawicho»), un joven que con el empeño de darle una mejor vida a su hija se fue a un campo de entrenamiento del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y tiempo después tuvo la plaza de Puerto Vallarta, Jalisco, en el occidente mexicano.
Años más tarde, «El Mawicho» regresó a capital convertido en un pistolero con experiencia en enfrentamientos armados y traumatizado por los asesinatos, los descuartizamientos y la tortura que él mismo ejerció desde el primer día que llegó al rancho del CJNG a las afueras de Puerto Vallarta.
Ineficiencia de las autoridades
Para Gallardo, la corrupción que existe en el sistema judicial del país ha provocado que muchas personas que son recluidas en un penal vivan castigos, hagan conexiones criminales y se especialicen como delincuentes, por lo que al salir corren el riesgo de convertirse en sicarios.
“La verdadera maldad que existe en la Ciudad de México se arrastra en los penales donde existe la corrupción y se desborda la violencia”, comenta.
En ese sentido, asegura, el libro relata las vivencias de » El Mawicho», quien en el reclusorio aprendió todo lo que le llevó a ser un peligroso criminal, lo que resulta un panorama desesperanzador para la sociedad.
Y es que después de salir del penal, «El Mawicho» asesinó a dos israelíes en la Plaza Artz Pedregal en el sur de Ciudad de México, y tras su detención declaró que cometió el crimen porque esperaba ser nombrado jefe de sicarios.
“No solamente es la historia del Mawicho y la corrupción que cada vez se hace más grande, como una bola de nieve, sino que son varias historias y esta bola de nieve, alcanza todas estas historias”, afirma.
El libro, escrito en forma de reportaje, muestra la verdad en cada palabra, personaje, persecución y sinsentido, que terminan retratando el rostro más real del México de balas y desesperación, según el autor.
“En la primera parte (del libro) yo me encuentro con un muchacho con una preocupación absoluta por su familia, por su gente cercana. Un muchacho que, cuando me despedía de él, decía ‘que Dios lo bendiga’, y cuando lo vuelvo a ver en 2019, a un mes antes de que cometiera lo que cometió, ya veo a una persona traumatizada”, relata.
Gallardo comenta que el seguimiento que dio a «El Mawicho» le dejó un impacto psicológico, por lo que previo a escribir su libro tuvo que tener acompañamiento psicológico.
“Este libro lo que significó para mí fue un proceso largo psicológico, para mí sí, mi familia se rompió, no he visto a mi mamá y a mi papá en tres años”, lamenta.
Estado inoperante
El periodista reconoce que una de las cosas que evidencia su texto es que en México la violencia se ha normalizado llevando a que personas como él tengan que huir del país y no los criminales.
“Eso me hace sentir muy frustrado, me hace sentir muy encabronado (enojado). Esto es una prueba más de un Estado mexicano inoperante, incapaz de proteger a sus periodistas y nos están matando, van 13 periodistas asesinados en lo que va del año, son 13 seres humanos muertos”, lamenta.
Por ello, dice, este libro es un “esfuerzo” por mostrar la realidad en México y poner sobre la mesa la necesidad de encontrar mecanismos que saquen al país de toda esta violencia, “comenzar procesos de paz, porque son urgentes en México”, concluye.
El único anuncio halagüeño que podrá hacer AMLO en los próximos días, será la participación de Los Tigres del Norte en los festejos patrios del 16 de septiembre. Pan y circo, la receta.
El accidente en la mina “Las Conchas”, en Coahuila, amenaza convertirse en otra piedra en el zapato de la 4T, debido a las graves implicaciones que hay en el fondo.
Se trata de una desgracia anunciada, que viene de antes, pero que no se resolvió y, de hecho, empeoró con el actual régimen pues, para empezar, el citado “pocito” no contaba con bitácora de funcionamiento actualizada.
El gobierno no ha aclarado ni desmentido este dato. Tampoco tenía la respectiva Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) y, lo peor: pese a estas irregularidades, la Comisión Federal de Electricidad otorgó contratos por 70 millones de pesos a la empresa que la operaba.
Se trata de la Compañía Minera El Pinabete, que aparece como responsable de la operación desde hace 10 años. Al menos la CFE no ha desmentido tampoco esta información publicada en El Universal.
De acuerdo con datos de El País, “en la región se extrae el 99% del carbón que compra la Comisión Federal de Electricidad (CFE), uno de los pilares de la reforma eléctrica del presidente, López Obrador.
“Unas 3 mil familias de la zona dependen directamente de la explotación del mineral, y otras 11 mil de empleos indirectos».
“Siete trabajadores murieron en junio del año pasado. En 2006, 65 obreros murieron por una explosión de gasen Pasta de Conchos, en la que es hasta el momento la mayor tragedia minera de la historia de México”.
Hace ocho años, existía un Fondo Minero al que las empresas del sector pagaban el 7.5% de sus ganancias netas. Este dinero supuestamente se utilizaba para mejoras en los municipios de las zonas mineras.
Pero ya sabemos la historia: López Obrador dijo que había corrupción en el manejo de ese fondo y determinó que los recursos ya no irían a parar a estados y municipios sino a la federación.
Lejos de mejorar la situación, los pocitos siguieron sin regulación, casi nulas visitas de inspectores y, como decíamos, sin manifestación de impacto ambiental. No sabemos si los trabajadores tenían seguridad social.
Pero la Comisión Federal de Electricidad, esa que López Obrador quiere imponer como monopolio paraestatal, sigue inyectando millonarios recursos para la compra del carbón.
¿Qué va a hacer sin las mañaneras?
Aquí, la pregunta que empieza a surgir es: ¿Qué va a hacer López Obrador cuando ya no tenga las mañaneras? ¿Cuál será su ánimo cuando empiecen a menudear las traiciones?
La historia nos demuestra que ningún presidente electo voltea a ver a su antecesor, salvo que sea para pintar su raya con el pasado y abrir expedientes criminales que le abonen simpatía popular.
Cada sexenio tiene sus chivos expiatorios. Éste seguramente no será la excepción. Por eso ahora AMLO empieza a pedir “treguas”, mundiales o nacionales, porque los bombazos vendrán de todas partes.
Para nadie es un secreto que la crisis que vive México se acrecentó en proporción directa con las inversiones fallidas en el AIFA, Dos Bocas, Tren Maya. Todas ellas, reflejo de una pésima administración de los recursos públicos.
A ello se suma la desastrosa política de salud asumida por el gobierno de López Obrador desde que empezó la pandemia. Ahora tenemos, además, toda una crisis en los esquemas de vacunación, sobre todo infantil.
El “ogro filantrópico” de la política mexicana que mencionaba Octavio Paz, renació con toda su fuerza en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador. El estatismo, el presidencialismo feroz, la burocracia más corrupta se ha reinstalado.
Regresa en medio de manotazos autoritarios, expropiaciones y promesas populistas., como en los viejos tiempos de Luis Echeverría o López Portillo.
Pero, como en todos los anteriores sexenios, alguien tendrá que pagar los platos rotos, de una u otra manera.
Delfina ¿el principio del-fin?
En medio de esta reflexión, resulta curioso observar la candidatura de Delfina Gómez al gobierno del Estado de México. Al margen de las encuestas dudosas, ella resulta ser la más débil, por decirlo de la manera más amable.
La cola que le pisan es más visible que los kilómetros del fallido aeropuerto hasta el centro de Texcoco. Ella tiene un expediente abierto por el Tribunal Electoral y una multa por más de 4 millones de pesos.
Literalmente esquilmó parte de 72 quincenas de los trabajadores de ese municipio, para entregarlo a campañas del partido en el poder: Morena, que hoy la premia con la posible gubernatura.
Así, el “delfín” o Delfina de AMLO podría ser una especie de sacrificio para los dioses, porque si la oposición se une, no habrá nada que impida una derrota en toda la línea a Morena y el inicio de la debacle morenista.
Ese es el tamaño de lo que se juega en el Estado de México, donde el PRI también apuesta su futuro. Sus días están contados. Quedará sólo como partido marginal, como ocurre con el PRD.
Todo está en manos de la oposición, pero el país en general puede darse un respiro. La salida de Delfina de la SEP es una buenísima noticia. Los relevos en dicho sector hacen insostenible la intentona ideologizante de López Obrador.
Junto con Esteban Moctezuma, Delfina Gómez deja un verdadero hoyo negro de rezagos y desvíos financieros que tarde o temprano se tendrán que ventilar. Sus logros son = a 0.0
Tras la pandemia, más de 1.4 millones de niños y jóvenes abandonaron los estudios y buscarán reacomodarse en los próximos ciclos escolares, en medio de un rezago educativo abrumador.
Lo peor es que, de acuerdo con datos preliminares, bajo la férula de Delfina Gómez, la Secretaría de Educación Pública registró un subejercicio por 25 mil millones de pesos ¡tan sólo en un semestre!
El régimen de la 4T no sólo no apostó nada para enfrentar la emergencia sanitaria, simplemente, no invirtió. Hay subejercicios por más de 900 millones de pesos en Ciencia y Tecnología; por 5 mil millones en La Escuela es Nuestra.
También hay subejercicios por más de mil millones en la producción y distribución de libros. Así que, cambiar los libros de texto gratuitos, para ideologizar a las juventudes, hoy ya sólo se ve como otra de las quimeras de López Obrador.
La realidad lo ha atascado, por eso hoy empieza a pedir treguas, para apaciguar a ese ogro, que él mismo despertó y alimentó.
En la crisis de agua potable que vive en Monterrey sale a relucir la corrupción del mismo gobierno federal, que sostiene que en esta era de la 4T se combate la corrupción. Abundemos en ello.
La Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) ha otorgado concesiones a empresas no sólo mexicanas sino a extranjeras. Pero entre esas concesiones mexicanas, se destaca las de la senadora Olga Sánchez Cordero, asunto que ningún medio corporativo retomó para su investigación.
Ahora que se agudizó la escasez de agua en Nuevo León, el presidente de México anunció la implementación de un decreto en torno a que el agua es un derecho humano y que se encuentra en la Constitución Mexicana. Ya sabemos que es letra muerta, pero ahora el derecho al agua no sólo es un derecho humano, sino que el agua es un asunto de seguridad nacional, por lo que las empresas refresqueras, las distribuidoras de agua embotellada y las cerveceras, en un gesto de solidaridad están apoyando a Nuevo León.
Ese apoyo no es en realidad un apoyo al pueblo neoleonés, es más bien una estrategia para no perder sus concesiones, y de esa manera impunemente seguir saqueando el agua no sólo de Nuevo León, sino de todo el país donde tienen establecidas sus empresas.
Lo peor que se vive en el saqueo del agua en México es que los productos como son la cerveza y los refrescos son exportados a otros países, lo que significa un saqueo a México, obteniendo millonarias ganancias a costa de la escasez para los mexicanos. No sólo se trata del desabasto del agua potable para uso doméstico, también la escasez de agua para la agricultura y con ello abastecer la red alimentaria.
La alimentación de los mexicanos no se compone sólo de granos básicos, por lo que se requiere agua para las verduras, las frutas, las legumbres y en el cuidado de animales para consumo humano.
Así que las empresas que se dicen apoyar a Nuevo León en realidad se burlan del pueblo mexicano y aun con el decreto firmado por el presidente de México y publicado en el Diario Oficial de la Federación no impide que los saqueadores del vital líquido lo sigan haciendo sin importarles el sufrimiento de millones de personas, además de causar la muerte de hortalizas, de siembras de maíz, frijol y demás productos de la canasta básica.
Ahora se puede demostrar que el petróleo no es el energético más codiciado. En un futuro no muy lejano será el agua y ya se inició la guerra por este vital líquido; sólo falta que la ciudadanía concientice que podría no tener gasolina, gas y electricidad; pero, no obstante, si no tiene agua para lo más elemental en sus hogares, en sus parcelas en el caso de los campesinos, la vida se irá extinguiendo, de tal manera que lo que se está viviendo en Nuevo León es el inicio de la alerta por el agua.
Los gobiernos federal y estatales tendrían que tomar medidas más severas en cuanto a la instalación de empresas depredadoras del agua potable de México. El único problema es que son los mismos funcionarios públicos que participan de este acaparamiento, como en el caso mencionado de la senadora Olga Sánchez Cordero.
El medio independiente lacoperacha.com.mx elaboró un mapa en Google con las concesiones de agua a la senadora Sánchez Cordero y a su esposo. Olga Sánchez Cordero obtuvo 18 concesiones para un total de 1,224,500 metros cúbicos al año desde 1997, la mayoría habiendo sido obtenidas en noviembre de 2018, cuando su esposo, Eduardo Alejandro Francisco García Villegas obtuvo también una concesión para 1,420,000 metros cúbicos al año. Este acuífero es vedado y sobreexplotado. Al ser todas para uso agrícola, el aprovechamiento de estas aguas es exento del pago de derechos. Se notará que las dos concesiones más grandes de Olga Sánchez para uso agrícola se encuentran en medio de una zona urbana. Aquí el enlace:
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