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Con voz propia

El debate #YoSoy132 y la relación México-Estados Unidos

El debate #YoSoy132 ayudó a que los jóvenes definieran preferencias electorales y lo manifestaran como un ejercicio verdaderamente plural

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Imagen de la red

Por Ricardo V. Santes Álvarez

El debate entre tres aspirantes presidenciales organizado por el movimiento #YoSoy132, fue exitoso. Se construyó enteramente por ese sector de ciudadanos jóvenes, informados y ocupados en contribuir al fortalecimiento de la libertad de expresión y la vida democrática en México. Se llevó a la práctica al margen de la sanción y acartonamiento de la instancia formal, el IFE, y en mismo se apreció a tres candidatos más “al natural”, que por momentos tuvieron oportunidad de dialogar entre sí, tanto con voz como con lenguaje corporal.

Fue un triunfo compartido también por todos los mexicanos, pues amén de mostrar que la organización y el acuerdo permiten los avances, evidencia que los millones de pesos del erario público que se gastan en debates oficiales nada tienen que ver con su calidad; confirma que los montos utilizados para este tipo de acontecimientos no se justifican.

Los temas acordados se materializaron en preguntas que inquietan no sólo al #YoSoy132 sino a muchos más; algunas ya habían sido tratadas, por lo que esta vez las posiciones de los candidatos se ampliaron. Los temas más controversiales fueron el asunto de los monopolios (televisoras, CFE, Pemex), y el de la inseguridad, que se vincula al negocio de las drogas y a la relación con Estados Unidos.

Sobre los monopolios, los tres aspirantes coincidieron en la necesidad de evitarlos, pero disintieron en cuanto a las formas; sobre todo en el caso de Pemex, pues en tanto que el candidato del Panal, Gabriel Quadri de la Torre, apostó por la modernización mediante la privatización y libre competencia, el candidato de las izquierdas, Andrés Manuel López Obrador, planteó la modernización del sector mediante una reforma que combata la corrupción al interior de la empresa y permita reestructurarla, haciéndola eficiente con apoyo privado donde sea necesario, pero no mediante la privatización absoluta.

Decidida a confrontar a López Obrador, la candidata del PAN, Josefina Vázquez Mota, se manifestó a favor de reformar Pemex, asumiendo que es lo que rechaza el candidato de las izquierdas; aunque mostró una postura ambigua y Quadri le demandó mayor precisión; sin aceptarlo, Vázquez Mota exhibió coincidencia con López Obrador al postular complementariedad en inversión pública y privada, si bien mantuvo la ambigüedad al inclinarse también por la libre competencia que planteó Quadri.

Respecto a la seguridad interna, la candidata oficial apuesta a continuar la estrategia de la derecha gobernante; la pregunta es: ¿podía ser de otra manera? Gabriel Quadri, favorece el fortalecimiento al estado de Derecho, es decir, orden y control, que en esencia repite la receta de Felipe Calderón. El candidato López Obrador rechaza la política de ocurrencias vigente, que ha causado la violencia, proponiendo un diagnóstico del problema y la atención de sus causas últimas; esto es algo consecuente con los principios de igualdad y equidad que están en la raíz del pensamiento de izquierda.

El asunto de las drogas fue similarmente polémico. Para Quadri, la solución es sencilla: hay que eliminar la política prohibicionista; así se terminaría el negocio. Tal vez acierte, pero no debe olvidarse que de ese lucrativo negocio se han servido influyentes personajes que, a los ojos de todos, viven como ciudadanos (y funcionarios públicos) honestos. En ese sentido, la legalización encontraría fuerte oposición de poderosos grupos de interés.

Para Vázquez Mota, el tema debe consultarse con los Estados Unidos pues ambos países deben actuar de manera corresponsable. Es lo que ha demandado Calderón a Washington. En la práctica, sin embargo, la corresponsabilidad funciona entre países pares en capacidad de influencia, no así donde existen relaciones asimétricas como la que mantienen México y Estados Unidos, donde lo que ocurre es sumisión del débil ante el poderoso. Es conocido que Estados Unidos aporta el dinero y las armas, así como el consumo de las drogas, mientras que México ofrece la nota roja de violencia y muertes, además de la producción y las vías de tránsito. Por ello, la corresponsabilidad que pregona Calderón, y que ahora enarbola Vázquez Mota, no significa lo mismo en uno y otro lado. Para López Obrador, por su parte, el asunto debe tratarse, primero, internamente: Lo que debe privilegiarse es el interés de los mexicanos; respetando a otros países pero defendiendo el respeto que México se merece de los demás.

En tanto que Vázquez Mota se aferra al discurso de la corresponsabilidad, López Obrador va a la raíz de las relaciones internacionales al defender el principio de la soberanía. No obstante, ambos se quedan en la medianía; obvian que ninguna postura es ciento por ciento pura. No se debe seguir acríticamente los pasos de Calderón, ignorando que existe un México que demanda cambios en la estrategia contra la inseguridad y el negocio de las drogas; tampoco puede soslayarse que la globalización incide en esos problemas, lo que obliga a una interlocución con otras naciones y a una reflexión sobre la soberanía tradicional.

La discusión sobre este espinoso tema fue por demás interesante, pues aportó indicios sobre el rumbo futuro de la relación de México con los Estados Unidos si alguno de los tres debatientes llega a la presidencia. Por una parte está el mantenimiento del statu quo con Vázquez Mota, y por otra, una readecuación del esquema de colaboración bilateral que atienda aspectos estructurales de base, con López Obrador.

Alternativamente, queda la estrategia que ya esboza el candidato del PRI, Enrique Peña Nieto, al anunciar la inclusión en su equipo de un asesor militar colombiano. Con ese personaje, la guerra frontal contra el crimen organizado transmutaría a una con sazón sudamericano, con todo lo que ello implique; pero que en todo caso, no dejaría de ser guerra ni terminaría con la violencia que ha marcado al actual régimen.

Es factible que el color partidista de quien asuma la presidencia de México sea lo que menos importa a Estados Unidos; empero, la crisis de seguridad que afecta a México produce una preocupante inestabilidad social que ya impacta en la Unión Americana, y eso sí enciende las luces de alerta en Washington. Felipe Calderón y Barack Obama bien pudieron haber discutido el asunto en la reciente reunión del G20 en Los Cabos. El mexicano ya se va pero Obama tiene la opción de repetir en la presidencia, de manera que la elección mexicana debe importarle; lo mínimo que debe cuestionarse es qué tipo de vecino al sur conviene más y qué candidato ofrece mejores garantías de estabilidad social.

A lo anterior hay que agregar que, luego de la reunión del G20, la declaración de Calderón haciendo votos porque la elección presidencial sea limpia y apegada a la ley muestra a un presidente interesado en dejar el cargo con decoro y reconocimiento por parte de la comunidad internacional. Tiene razón, esa sería su mejor tarjeta de despedida de la presidencia, y de presentación en una posible actividad en el exterior.

Volviendo al debate, entre otros temas adicionales, dos se abordaron de manera suave y con franco oportunismo: La atención a las comunidades indígenas y el sector de los jóvenes. Sobre el primero, se vio a una Josefina Vázquez Mota aseverando que conoce perfectamente cada rincón del país, y que los usos y costumbres “tienen que apegarse a los derechos humanos”. A un Andrés Manuel López Obrador reafirmando su trabajo sobre los asuntos indígenas en su estado natal y en sus recorridos por toda la República. Y a un Gabriel Quadri visionando un México indígena trilingüe. Veremos si la próxima administración trata la cuestión indígena, finalmente, con la seriedad que amerita.

El segundo aspecto, la atención a los jóvenes, fue utilizado por los candidatos para posicionarse ante sus interlocutores, pretendiendo recibir su beneplácito y, por supuesto, su voto en la jornada del 1 de julio. En esto hay que subrayar un endeble entendimiento de la emergencia del movimiento juvenil. A la candidata del PAN habría que señalarle que el #YoSoy132 no se integra por menores de edad o huérfanos buscando el regazo materno, como para merecer expresiones condescendientes como “queridos jóvenes” (que nos hace recordar aquel de “querida amiga”); mucho menos se merecen ocurrencias como la de sacar de la manga un gabinete de potenciales colaboradores que, como ella misma reconoció, no estaban enterados, y que por cierto, alguno se pronunció de inmediato rechazando tal posibilidad.

Al candidato del Panal vale decirle que el #YoSoy132 no está conformado por ingenuos como para aceptar la insinuación que ser joven es coincidir con “propuestas liberales” y ser viejo es sinónimo de quedar estancado en principios estatistas. Similarmente al señor López Obrador hay que aclararle que el movimiento sostiene no estar contaminado por ideologías partidistas y voluntarismos como para ser acrítico de sus propuestas y lugares comunes; no se conforma con eso y se lo hizo saber. En resumen, si alguno de los candidatos se presentó al tercer debate pensando que iba a convencer a los jóvenes con palabras melosas, tecnicismos o retórica, pienso que se equivocó.

Es de lamentar la ausencia en el debate del puntero en las encuestas “serias”, el candidato Peña Nieto. Creo que aunque el movimiento se declaró en un momento anti-Peña, no todos compartieron ese pronunciamiento; y aunque así haya sido, los asesores de Peña Nieto debieron considerar su participación en el evento. El argumento insostenible de que no estaban dadas las condiciones para asistir fue contraproducente para Peña (aunque él no lo ve así), pues perdió la oportunidad de mejorar su imagen ante quienes han sido sus más fuertes y auténticos críticos. Al despreciar el encuentro, perdió prácticamente toda oportunidad de tener algún voto de ese importantísimo sector social, justamente el que ahora acelera el cambio democrático que el país demanda. Sobre la excusa para no asistir, habrá que decirle a Peña Nieto que el #YoSoy132 aglutina solamente belicosos pensadores, fabricantes de visiones y planes para cambiar el país. No está constituido por porros que le pudiesen haber representado un peligro mayor, como al parecer supuso.

En lo inmediato, el debate sirvió para que los jóvenes del #YoSoy132 tuvieran una posición clara, y diría yo, definitiva, sobre qué candidato(a) merece su voto. Porque a diferencia de lo que algunos aseguraron de que el movimiento es pro-AMLO, en realidad se integra por una pluralidad de posiciones. Los tres aspirantes lo sabían y por eso atendieron la invitación. Tal vez quienes en un primer momento apoyaban a López Obrador hoy apoyen a Vázquez Mota, o viceversa; o tal vez elijan a Quadri de la Torre. Incluso puede ocurrir que, a escasos días de la elección, el movimiento llegue a consensar hacia quien inclinará su preferencia; porque el voto informado, razonado y conveniente, es una opción real, como lo demuestra el desplegado aparecido ayer en el periódico La Jornada, firmado por personajes de distintas trincheras, partidistas y apartidistas.

Coincido con quienes afirman que quien ganó el debate fue la ciudadanía, y si hubo un perdedor fue precisamente quien rehusó debatir y dejó una emblemática silla vacía.

Concluyo apuntando que hubo fallas técnicas para ver el debate. No obstante, peor que eso fueron los reprobables obstáculos impuestos para tal fin por gobernantes autoritarios. Un ejemplo es lo que ocurrió en el puerto de Veracruz, donde las autoridades locales coartaron a los ciudadanos la posibilidad de ver el evento en la plaza pública. No cabe duda, en estos días, Veracruz es noticia.

*El autor es investigador del Colegio de la Frontera Norte en Baja California

Twitter: @RicSantes

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La desinformación, la gran estafa de la opinión publicada

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«Argumentando el bien común, nos someten a la desinformación más conveniente al poder»: analista

Por Alberto Vila

Cada vez se presta más atención al fenómeno de la desinformación qué opera como una gran manipulación de conductas políticas, sociales y económicas, de grandes colectivos sociales. El uso del falseamiento de informes, la proliferación de las mentiras intencionadas para favorecer a los intereses de los propietarios de los medios, son la expresión frecuente desinformativa. La desinformación sobre la guerra de Ucrania es un caso de censura informativa en el espacio OTAN.

Estas conclusiones sobre la desinformación partieron de los datos de un informe que la Universidad de Princeton publicó recientemente y que detectó que los adultos mayores tienen más probabilidades de compartir noticias falsas. En ese estudio los investigadores estadounidenses identificaron el aumento de usuarios hombres y mujeres de más de 65 años en Facebook y concluyeron que en esa red social los usuarios de mayor edad compartieron más del doble de artículos de noticias falsas que el grupo de edad más próximo, los de 45 a 65 años, y casi siete veces más que el grupo de edad más joven, de 18 a 29 años.

El efecto que tiene la información falsa sobre las empresas y la economía en general es enorme. Las audiencias tienden a ser receptivas a las noticias falsas. El control hegemónico de los grupos mediáticos facilita tal situación. Inclusive esos medios dicen actuar de fact-checking, de la información publicada. En cualquier caso, se verifica poco quién las fabrica y con qué motivos. Cómo combatir actualmente la desinformación, es la batalla que se libra en el mercado de los mensajes difundidos.

Sin razón aparente, el 29 de marzo de 2018, las acciones de Amazon bajaron un 5%, lo que equivale a la pérdida de 60.000 millones de dólares en valoración. Pero siempre existe un motivo para que una cotización baje tan repentinamente. Puede ser, simplemente, una percepción o una realidad, pero cuando hay un descenso de esta magnitud, significa que el mercado espera “algo”, y, en este caso, era una acción del Gobierno Federal Americano en contra de la compañía. El presidente Trump había usado su medio de comunicación preferido, Twitter, para quejarse de que Amazon no pagaba impuestos estatales ni locales, usaba el servicio de correos como su “chico de los recados”, causándole grandes pérdidas, y, además, era responsable de la quiebra de miles de comercios. Sin haberlo dicho explícitamente, el mercado de valores esperaba que la administración Trump actuara en contra de la empresa.

En Argentina, un grupo de investigadores, de Proyecto Desconfío y del Centro de Estudios sobre Medios y Sociedad (MESO), que trabaja para combatir el impacto de la desinformación en medios y redes sociales detectó que los adultos mayores de 60 años son los más afectados por las campañas de noticias falsas que circulan a través de WhatsApp. El consumo de mensajes engañosos y el desconocimiento de recursos para poder detectarlos motivó un estudio de campo con el fin de alertar sobre las consecuencias de la desinformación en esta población adulta y a aportar herramientas para poder combatirla.

En sus orígenes, la verificación de hechos era un proceso interno de los medios de comunicación que consistía en la revisión de los datos y los hechos de una noticia antes de su publicación. Los actores encargados de verificar eran los periodistas, que tenían que salir al exterior a buscar la noticia y tenían las herramientas y los conocimientos para identificar información falsa o engañosa. El paradigma cambia radicalmente con la llegada de internet. Este nuevo canal amplía el acceso a la información y permite al usuario generar y difundir sus propios contenidos, lo que abre las puertas a la infoxicación. El exceso de información y la llegada de múltiples canales por dónde difundirla, como son las redes sociales y la mensajería instantánea, entre otros, provoca una crisis de confianza hacia los periodistas, que redefine el ejercicio del fact-checking.

La infoxicación y los múltiples canales de difusión hacen que los periodistas no lleguen a todo. Los fact checkers actúan de manera reactiva desmintiendo hechos e información que ya circula en internet, pero nunca opiniones personales. Así pues, el fact-checking, tal como lo entendemos hoy, es un producto de la era digital. En 1994 nace en Estados Unidos Snopes, la primera plataforma de verificaciones en línea que aparece con el objetivo de validar y desmentir mitos, rumores y leyendas urbanas que circulaban por internet. La evolución de las falsedades en medios no ha hecho más que agravarse.

España es el escenario de imperios mediáticos que, a cualquier precio, sostienen el relato oficial de una monarquía directa heredera del franquismo. Para eso, argumentando el bien común, nos someten a la desinformación más conveniente al poder. Aquí, la tarea de los fact-checkers o verificadores es esencial en la era del exceso informativo y las redes sociales, pero para que la misión de acabar con la información falsa se cumpla, es necesario que cualquier ciudadano, alfabetizado digitalmente, sepa identificar este tipo de contenidos sin caer en falsedades o engaños.

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El autor es economista  y analista político, experto en comunicación institucional.

Este artículo se publicó originalmente en elobrero.es

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El Tren Maya, la ceguera de la ambición: Obispo Raúl Vera

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Raul Vera obispo

Raúl Vera, fraile dominico y obispo emérito de Saltillo, reflexiona en este texto sobre su experiencia como jurado del Tribunal Internacional de los Derechos de la Naturaleza que condenó la construcción del Tren Maya durante la sesión del 9 al 12 de marzo de 2023 y de cuya sentencia dimos cuenta en Los Ángeles Press, el 13 de marzo.

La ceguera de la ambición: El Tren Maya

La Iglesia nos presenta el capítulo 9 del Evangelio de San Juan para este cuarto Domingo de Cuaresma, cuyo tema es la curación de un ciego de nacimiento.

Cuando van pasando frente a ese ciego de nacimiento, los discípulos le preguntaron a Jesús: ¿Quién pecó, éste o sus padres? Ello para saber por qué estaba ciego. A lo que Jesús les dijo que ni él ni sus padres, sino que es así para que se cumpla la obra de Dios.

“Jesús escupió en tierra, hizo barro con la saliva, se lo untó en los ojos al ciego y le dijo: «Ve a lavarte a la piscina de Siloé (que significa Enviado)». Él fue, se lavó, y volvió con vista (Jn.9,6-7). La gente preguntaba si era el ciego que se sentaba a pedir en la plaza, a lo que él respondía: «Soy yo». Y cuando le preguntaban qué había pasado, él explicaba lo que había sucedido, afirmando: «Jesús es un profeta». Por ello, porque él decía la verdad y porque los fariseos no querían reconocerlo, los fariseos lo expulsaron del lugar, quitándole con ello la protección y atención.

Quisiera reflexionar con ustedes este Evangelio junto a la experiencia que acabo de tener desde el Tribunal Internacional de los Derechos de la Naturaleza, celebrado del 9 al 12 de marzo pasado en algunos de los estados por donde atravesará el megaproyecto del llamado Tren Maya. Ahí tuvimos la oportunidad de escuchar testimonios de las personas que nos dijeron de manera contundente todos los daños que están haciendo a toda la naturaleza y cómo están dañando la vida de ellas y ellos, así como a la cultura maya. Ahí vimos la ceguera del gobierno federal.

El obispo emérito de Saltillo, Raúl Vera y Mina Morsán, al visitar las áreas afectadas por la construcción del Tren Maya el 13 de marzo de 2023.

Vimos la ceguera de los encargados de construir este tren, los militares. Vimos la ceguera de quienes están alterando el sistema ecológico y la vida de nuestros hermanos maya. Eso es un ecocidio y un etnocidio y sólo lo pueden hacer personas que no ven, que no tienen la mirada para reconocer la riqueza cultural que el mundo maya tiene, ni el destrozo terrible de la selva, la destrucción de los cenotes, depósitos de agua dulce y casa para una gran cantidad de fauna de la región. ¿Cómo es posible que estén con los ojos cerrados? ¿Cómo es posible que sólo tengan una visión económica y de negocio? Hemos visto la ceguera de la ambición de parte de quienes están conduciendo la construcción de ese tren.

Les doy un abrazo,

Fr. Raúl Vera López, O.P.
Obispo Emérito de Saltillo

Lecturas del domingo 19 de marzo del 2023, Cuarto Domingo de Cuaresma:

1Sam.16,1b.6-7.10-13a;

Sal.22,1-3a.3b-4.5.6;

Ef.5,8-14;

Jn.9,1.6-9.13-17.34-38.

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México: Unidad perdida, agresión y difamación

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TRAS BAMBALINAS

Por Jorge Octavio Ochoa

A menos de 48 horas de haberse conmemorado el día internacional de la mujer, el presidente de México arremetió verbalmente, el viernes 10 de marzo de 2023, contra la reportera Nayeli Roldán, de Animal Político.

La difamó. La señaló como parte de una prensa corrupta y rechazó la comparecencia del director del Centro Nacional de Inteligencia, Audomaro Martínez Zapata. “Es una prensa tendenciosa, vendida, alquilada, al servicio de los corruptos”, le dijo.

Así, sin hacer distingos, en una más de sus generalizaciones, sumó a la reportera a ese grupo de la corrupción, ¿Por qué les vamos a hacer el caldo gordo a ustedes?, remató en ese episodio, que dejó patente un inconmensurable abuso de poder.

Sin embargo, los mexicanos, acostumbrados a normalizar la violencia, simplemente reprocharon lo sucedido, expresaron solidaridad, pero hasta el momento no hay un sólo intento por emprender una acción legal por ese suceso.

Por lo menos, exigir al mandatario una disculpa pública tras lo dicho a una periodista que, con una gran madurez y altura, solo dejó el expediente sobre el uso de Pegasus por el Ejército contra luchadores sociales y le agradeció el espacio.

Como ha ocurrido con otros abusos en estos últimos dos años, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos ha guardado un pesado silencio. Lo más triste es que no parece haber institución alguna que detone un procedimiento de censura por agresión verbal y difamación.

Lo ocurrido en Palacio Nacional el viernes 10 de marzo es un hecho gravísimo, nunca visto, que echa por tierra la afirmación presidencial de que el suyo ha sido el régimen más feminista de toda la historia de México.

El 8 de marzo, en México, fue el Día del Macho Alfa. Un pequeño grupo de mujeres, reunidas en Palacio, protegidas por enormes vallas de acero, mientras afuera, más de 100 mil mujeres se arremolinaban para pedir justicia, sororidad y respeto.

A un costado del Palacio, en la Suprema Corte, otra mujer protagonizó uno de los episodios más grotescos que se han visto. Disfrazada con toga, birrete y ametralladora de juguete, le mentó la madre a la ministra presidenta, Norma Lucía Piña Hernández. Agresión de mujer a mujer. Ha cundido el mal ejemplo, las malas conductas. Los agravios e insultos aumentan. El presidente de la República debiera ser el más preocupado y comprometido en atacar este fenómeno. Pero, increíblemente, lo provoca, lo incita, lo alimenta y envía a sus huestes a agredir, incluso dentro de la Cámara de Diputados, a través de transgéneros que amedrentan mujeres.

No hay término legal que dimensione, en su real magnitud, lo ocurrido este 10 de marzo en Palacio Nacional. En medio de una crisis de feminicidios, el mandatario bañó de oprobio, infundios y descalificaciones sin pruebas a una reportera.

No, él no mató a nadie, pero sí a su proyecto de Nación. Un hombre así no merece respeto, mucho menos apoyo. Lo más triste es que la propia sociedad ha dejado pasar este incidente.

Para los medios nacionales como El Universal, Excelsior y La Jornada, ni siquiera mereció primera plana el sábado 11 de marzo. Otros, se fueron por la cabeza de que el nuevo régimen no espía, ahora es “inteligencia”.

Sí, periodísticamente eso es importante, pero jurídicamente esta agresión debe quedar plasmada, con posibilidades de sentar jurisprudencia, pues no sólo arremetió contra la prensa.

Nayeli Roldán. Fotografía publicada en su cronología de Twitter (@nayaroldan).

Él arremetió, desde la cúspide del poder, contra una mujer y ese es un acto doblemente cobarde. Hay un infundio, pues insultó y difamó sin pruebas. Eso jurídicamente se debe esclarecer.

Pero eso sí, ahora el presidente ha iniciado una campaña patriotera, para “defendernos de las acechanzas de Estados Unidos” que, según él, quieren intervenir militarmente a nuestro país.

Ahora sí quiere esa unidad a la que nunca ha convocado, porque llama “aspiracionista” y “fifís” a una clase media, “totalmente Palacio”, que únicamente quiere mejores niveles de vida y de disfrute.

El próximo 18 de marzo, de eso versará el discurso. Su concentración en el Zócalo de la gesta petrolera hablará del intervencionismo yanqui. Lloverán los insultos, pancartas. Renacerá el chauvinismo.

Está tentado a iniciar ese juego, pero antes tendrá que explicar varias cosas, como el arribo de “médicos” cubanos y militares venezolanos, aparejado con el anuncio de una reforma al artículo 33 de la Constitución.

¿Ahora ellos podrán, no sólo opinar, sino actuar libremente en el país? Mala apuesta, porque de igual manera los estadunidenses pretenderán inmiscuirse en nuestros asuntos electorales, así como AMLO lo hace ahora con los republicanos.

Se quiere empujar una penetración ideológica a través de dos proyectos fracasados. Los gobiernos de Cuba y Venezuela no son ejemplo de nada y lo más curioso es que todos los migrantes quieren irse, precisamente, a los Estados Unidos.

Por todo esto, llama la atención la convocatoria de una marcha de militares, este domingo 12 de marzo. Concurrida o desairada, el hecho concreto es que ya hay malestar también en ese sector.

Exigen respeto y posibilidad de defenderse del crimen organizado. Justo cuando hay cinco jóvenes acribillados en Nuevo Laredo, Tamaulipas, y cuando el nuevo gobernador de ese estado se ve señalado por complicidad.

En las redes sociales se dice que Américo Villarreal protege a una parte de los cárteles criminales y de ahí la increíble “disculpa” del Cártel del Golfo”, que entregó a cinco de los suyos, bajo la promesa de que “no volverá a ocurrir”.

¿Quién gobierna entonces? ¿Quién manda? Resulta sospechoso. Más aún porque en el caso de los estadounidenses secuestrados hubo una pronta acción, pero ahora el FBI revela que hay otros secuestros de los que no se ha dicho cosa alguna. Desde febrero pasado, tres mexicanas que viven en Estados Unidos, desaparecieron después de que cruzaron la frontera para vender ropa en un mercado de pulgas, según versiones dadas a conocer al otro lado del Bravo. En este caso no hay disculpa, ni información.

El fracaso es evidente. Por donde se le quiera ver, la lucha contra el narcotráfico no sólo tiene un saldo de 144 mil muertes violentas. Tiene al Estado mexicano contra la pared, profundamente penetrado.

En estos momentos, el presidente convoca a la unidad de los mexicanos para oponerse a las presiones de Estados Unidos, pero la respuesta es evidente: no sólo hay escepticismo; hay también un gran desprecio y polarización.

Las ofensas y la difamación que han salido de Palacio Nacional han sido muchas y escalonadas. A eso debemos añadir, auténticas campañas de propaganda, de desinformación, respecto a la verdadera intención para despedazar al Instituto Nacional Electoral.

El régimen de Morena gasta más en salarios para Servidores de la Nación, que en apoyos sociales a ciudadanos con becas y pensiones. Es evidente que el objetivo, es la compra de conciencias y votos.

La estructura con que los mueven, semeja más células de propaganda que la de una auténtica burocracia que cumple un trabajo de apoyo social. Invaden colonias y barrios para impulsar, también, propuestas como la revocación de mandato.

¿A eso llegaron los militares cubanos y venezolanos? Por ese patrioterismo exaltado ahora se enfrenta a sus propios demonios. ¿Qué impedirá que los gringos no traten de intervenir también? No hay rumbo, ni estrategia.

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