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La red en lucha

Campamento Tierra Libre, resistencia indígena en Brasil contra la minería

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RÍO DE JANEIRO – “Ya no podemos beber el agua de los ríos, de los arroyos, porque está envenenada desde sus nacientes”, lamentó Megaron Txucarramãe, uno de los más conocidos líderes indígenas de Brasil, en el Campamento Tierra Libre, un movimiento en resistencia que abre las tierras indígenas a la minera.

El mercurio que los “garimpeiros” (mineros informales) usan en la búsqueda descontrolada de oro contamina el agua y el suelo. En algunos ríos amazónicos, como el Tapajós, el desastre ambiental y sanitario ya está en marcha.

Un estudio concluido en 2020 por la Fundación Oswaldo Cruz, principal institución en salud pública de Brasil, y la oficina en el país del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), comprobó la intoxicación por mercurio de 60 % de los habitantes de algunas aldeas del grupo indígena munduruku, en las orillas del río Tapajós, en la Amazonia oriental.

Por lo menos 200 niños, adultos y ancianos indígenas presentaban índices de mercurio superiores al nivel considerado tolerable por la Organización Mundial de Salud (OMS). Es producto de siete décadas de intensa minería ilegal en la cuenca.

El temor es que se repita allí el desastre de Minamata, la ciudad costera de Japón en que murieron miles de personas envenenadas por el mercurio descartado por una empresa industrial en las aguas de la bahía local en la década de 1950.

El consumo de pescado fue la vía de contaminación humana y de los consecuentes daños neurológicos, muchas veces mortales o deformadores.

“Nosotros comemos mucho pescado y ‘tracajá (Podocnemis unifilis, una tortuga de agua dulce conocida en español como taricaya o terecay)’, los necesitamos como alimentación”, destacó Megaron por teléfono desde Brasilia, donde participa en el Campamento Tierra Libre, una manifestación anual que los indígenas de este país sudamericano protagonizan en abril en defensa de sus derechos.

Campamento de resistencia

El campamento, que va a congregar a unos 7000 participantes entre el 4 y 14 de abril en una de las plazas de la capital brasileña, volvió a ser presencial tras dos años de actividades virtuales en el “Abril indígena”, a causa de la pandemia de covid-19.

“Es un acto de resistencia” ante las medidas del gobierno del presidente Jair Bolsonaro, resumió Marcio Santilli, socio fundador del no gubernamental Instituto Socioambiental y expresidente de la Fundación Nacional del Indígena (Funai), la agencia estatal responsable de la política indígena.

Desde su posesión en la presidencia, en enero de 2019, Bolsonaro mantiene una ofensiva contra los derechos indígenas fijados en la Constitución. Anunció que no demarcaría siquiera “un centímetro cuadrado de tierra indígena”, en oposición al dictamen constitucional.

Además intentó dos veces transferir al Ministerio de Agricultura la responsabilidad por las tierras indígenas en manos del Funai. La medida fue anulada por el legislativo Congreso Nacional la primera vez y suspendida por el Supremo Tribunal Federal (STF) la segunda, todo en 2019.

Sería entregar las cuestiones indígenas al ministerio que cuida un sector en constante conflicto con los pueblos originarios, por tierras en disputa.

Funai perdió recursos presupuestarios, funcionarios calificados y capacidad operacional durante el actual gobierno de extrema derecha.

“Fue creada para apoyarnos a nosotros, los indígenas, pero ya no lo hace, solo nos produce miedo”, señaló Megaron.

Indígenas de todas partes de Brasil acampan en Brasilia desde el 4 de abril y hasta el día 14, para manifestarse en sus plazas y las calles, en el Congreso Nacional y en otras instituciones en defensa de sus derechos constitucionales, como la tierra donde viven y vivieron, sin invasiones de mineros, de monocultivos y de obras sin su consentimiento previo, como exigen las leyes. Foto: Fabio Rodrigues-Pozzebom / Agência Brasil

La amenaza minera

Pero la gran amenaza actual proviene de la Cámara de Diputados, donde se tramita el Proyecto de Ley 191 (PL 191), propuesto en 2020 por el Poder Ejecutivo para abrir las tierras indígenas a la minería, construcción de centrales hidroeléctricas y otras obras de infraestructura.

“Esa ley, si resulta aprobada, apunta al nuestro exterminio”, evaluó el líder del pueblo kayapó, que congrega a unos 12 000 miembros, distribuidos en varias planicies de la Amazonia oriental brasileña y practicantes ancestrales de la agricultura itinerante, en pequeños terrenos que abren en el bosque y donde instalan sus “purus” (huertos rotatorios) .

Según el último censo, de 2010, en Brasil sobreviven 350 pueblos originarios, con 987 000 indígenas. Actualmente se estima que hay más de 1,1 millones, dentro de una población total de 214 000 millones.

Bolsonaro intenta legalizar las invasiones de tierras indígenas por los “garimpeiros”. Eso intensificaría los daños que la minería ilegal ya impone a los indígenas, las poblaciones ribereñas y al medioambiente, especialmente en la Amazonia.

El territorio yanomami, con una población estimada en 28 000 indígenas en el extremo norte de Brasil, en la frontera con Venezuela, soporta esas invasiones hace cuatro décadas. Actualmente se estima que operan allí más de 20 000 garimpeiros.

Como se trata de un pueblo milenario con reciente y escaso contacto con los no indígenas, la presencia de foráneos provoca frecuentes brotes de malaria y otras enfermedades contagiosas, con alta mortalidad y otras secuelas, como la subnutrición, además de los ríos sedimentados y contaminados de mercurio.

El Campamiento Tierra Libre, organizado por la Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil (Apib), forma parte de “nuestro movimiento contra el PL 191, pero necesitamos el apoyo de la opinión pública, de la fuerza del pueblo brasileño y también del apoyo de Naciones Unidas y de la Unión Europea”, reclamó Megaron.

El respaldo internacional es importante, porque Bolsonaro intenta “poner la sociedad brasileña en contra de los indígenas”, subrayó en un diálogo telemático entre el campamento y el Parlamento Europeo, el 6 de abril.

Sonia Guajajara, coordinadora ejecutiva de la Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil, lanza en el Campamento Tierra Libre, la carta abierta al Congreso Nacional para que rechace el proyecto de ley que abre las tierras indígenas a la minería y otras actividades de comprobados efectos destructivos para los hábitats y la salud de los indígenas. Foto: Matheus Alves /APIB

Presión sobre legisladores

“No tenemos dinero para comprar el voto de los diputados”, volvió a comentar Megaron, uno de sus mantras para subrayar la necesidad de movilizar la solidaridad y a la vez criticar los mecanismos corruptos que maneja el gobierno para asegurarse la mayoría parlamentaria, como liberar recursos del presupuesto para proyectos de los legisladores.

El Frente Parlamentario Indígena lanzó en el campamento una carta abierta, con la meta de obtener un millón de firmas, para manifestar el rechazo al proyecto de ley que busca ofrecer territorios indígenas a la minería.

Además de rechazar el PL 191, los indígenas luchan también contra el “marco temporal”, por el cual las comunidades originarias solo tendrían derecho a las tierras que ocupaban en octubre de 1988, cuando se promulgó la Constitución vigente.

Significaría prácticamente abortar la demarcación de tierras indígenas identificadas, en proceso de identificación o ya reconocidas, que suman 241 según el Instituto Socioambiental. Brasil tiene 487 áreas homologadas, es decir ya atribuidas a los grupos indígenas, pero incluso algunas de ellas podrían sufrir alguna revisión, en lo que sería un lio judicial.

Esa es una cuestión que el STF deberá dirimir este año. Empezó a juzgarla en agosto de 2021, con interrupciones.

De todas maneras, nadie espera que se reanuden las demarcaciones en lo que queda del gobierno de Bolsonaro, que termina el último día de 2022.

“Hay luz en el fin del túnel”, auguró Santilli, al hablar con IPS por teléfono, también desde Brasilia, en referencia a la posibilidad de que Bolsonaro no logre la reelección. Las encuestas hasta ahora otorgan un amplio favoritismo al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010).

Por eso el Campamento Tierra Libre de este año se realiza en un clima de más esperanzas que los de los años anteriores. “Tiene más participantes, cuenta con nuevos aliados y apoyadores personales e institucionales, y durará más días” que otras ediciones presenciales, observó Santilli.

De hecho, hace un mes, el 9 de marzo, representantes del mundo artístico, como el cantautor Caetano Veloso, movimientos sociales e indígenas protestaron delante del Congreso Nacional contra el llamado “paquete de la destrucción”.

Los objetos de las mayores críticas eran proyectos de ley en trámite parlamentario que favorecen la deforestación y los agroquímicos y amenazan los derechos indígenas, como el PL 191.

“Este año se trata de contener los daños que aún puede provocar el gobierno, pero con la expectativa de reanudar las demarcaciones y reconstruir la Funai”, a partir del próximo año, apuntó el indigenista del Instituto Socioambiental.

Además, acotó, se encara las elecciones de octubre como una oportunidad para ampliar la representación indígena en el Congreso, hoy limitada a una única diputada, Joenia Wapichana, elegida en 2018 por el norteño estado de Roraima, afiliada al partido Rede Sustentabilidad.

“Tendremos varios candidatos y podremos elegir algunos con el voto de los indígenas”, corroboró Megaron.

ED: EG

Fuente: ipsnoticias. net

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Europa

Expresidente Dmitry Medvedev afirma que Rusia podría bombardear la Corte Penal Internacional

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La Unión Europa condena amenazas de Rusia y respalda la universalidad del Estatuto de Roma

La Corte Penal Internacional ha expresado su preocupación por los comentarios del expresidente ruso Dmitry Medvedev, quien este lunes dijo: “Es muy posible imaginar que un misil hipersónico sea lanzado por un buque ruso desde el mar del Norte contra la sede de la [Corte Penal Internacional] en La Haya”.

Medvedev agregó que cualquier intento de la Corte Penal Internacional de arrestar al presidente Vladimir Putin por cargos de crímenes de guerra equivaldría a una declaración de guerra. Rusia, Estados Unidos y Ucrania no han ratificado el Estatuto de Roma que estableció ese tribunal internacional.

Este jueves, la Unión Europea manifestó su rechazo a las amenazas de Rusia, luego que el vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, Dmitri Medvedev, amenazara con lanzar un misil contra la Corte Penal Internacional (CPI), por la orden de arresto decretada contra el mandatario ruso, Vladimir Putin.

También deploró las medidas anunciadas por Rusia contra el Fiscal y los Jueces de la CPI involucrados en la emisión de órdenes de arresto contra representantes rusos, y reiteró su compromiso con la defensa de la Corte «de cualquier injerencia externa destinada a obstruir el curso de la justicia y socavar el sistema internacional de justicia penal».

La Unión Europea continuará abogando por la universalidad del Estatuto de Roma e invitará a todos los Estados que aún no lo hayan hecho a que consideren unirse a la Corte Penal Internacional para poner fin a la impunidad de los crímenes más graves.

En 2002, el entonces presidente de Estados Unidos, George W. Bush, firmó un proyecto de ley bipartidista conocido como Ley de Protección del Personal de Servicio Estadounidense, que autorizaba a Estados Unidos a llevar a cabo una acción militar para liberar a cualquier miembro del personal de servicio estadounidense que fuera detenido a pedido de la Corte Penal Internacional.

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Latinoamérica

En Ecuador atentan contra periodistas con artefactos explosivos ocultos en memorias USB

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Ecuador

En Ecuador, cinco periodistas fueron atacados el lunes con bombas ocultas en memorias USB. Uno de los reporteros, Lenín Artieda, resultó herido cuando el dispositivo explotó después de que lo conectara a su computadora. Los artefactos explosivos fueron enviados en sobres a estaciones de noticias de las ciudades de Quito y Guayaquil. El fiscal general de Ecuador dijo el lunes que había iniciado una investigación de los ataques terroristas.

Según lo que se sabe hasta el momento por parte de las autoridades de Ecuador, es que fueron al menos cinco los sobres enviados a diferentes medios de comunicación, de los cuales tres de ellos llegaron hasta las salas de redacción de los canales de televisión Ecuavisa, Teleamazonas y TC Televisión, mientras que los otros 2 sobres dirigidos a la radiodifusora EXA FM y al periodista Carlos Vera fueron interceptados en curso.

El periodista ecuatoriano Lenin Artieda sufrió este lunes un ataque con explosivo tras recibir un sobre con una memoria portátil que instantes antes había introducido en su computadora, informó el canal de TV Ecuavisa en una nota publicada en su página de internet.

La explosión no dejó otras personas heridas y daños materiales en la sala de redacción de la planta, ubicada en Guayaquil. Además, se conoce que el comunicador resultó levemente herido, pero se encuentra en buena condición de salud.

Por otro lado, se sabe que el estudio de TC Televisión también había recibido el viernes un sobre con un explosivo, dirigido al periodista Mauricio Ayora. La estación aclaró que no lo habían abierto.

Un tercer sobre con explosivos llegó a la redacción del canal Teleamazonas, en Quito, el jueves de la semana anterior, pero no fue entregado hasta este lunes.

Los otros dos dispositivos fueron interceptados a tiempo en los servicios de mensajería.

El ministro ecuatoriano del Interior, Juan Zapata, calificó este martes de “atentado terrorista” al envío de dispositivos USB con carga explosiva a conocidos periodistasde medios de comunicación del país.

El funcionario se solidarizó con los afectados “que han sido blanco de un atentado terrorista, porque la Fiscalía, inclusive, abre una investigación previa bajo esas condiciones”, dijo.

Zapata recordó que en las investigaciones se ha determinado que cinco sobres se enviaron desde la ciudad de Quinsaloma (provincia de Los Ríos), tres de los cuales tenían como destino final Guayaquil y dos, Quito.

Se determinó que en los cinco envíos se trata de “la misma composición, la misma estructura, el mismo ‘pen drive’, lo cual significa que tenía el mismo objetivo”, añadió.

Además, se presume que el envío lo realizó la misma persona, dijo en la televisión Teleamazonas, cuyo periodista Milton Pérez, también recibió uno de los sobres con el dispositivo USB con carga explosiva.

Uno de los dispositivos explotó el lunes cuando el periodista Lenín Artieda, del canal televisivo Ecuavisa, intentó abrirlo en la computadora de la redacción del canal.

Artieda resultó ileso según Zapata, quien estimó que el dispositivo, ventajosamente, no se activó al 100 %.

La Policía también investiga un sobre que llegó al diario El Universo y que un tercer artefacto destinado al periodistaCarlos Vera, en Guayaquil, fue detectado en una oficina de la empresa de encomiendas en esa urbe.

Zapata comentó que se logró controlar el artefacto del mismo tipo que llegó al canal Telemazonas y que un sobre explosivo enviado al periodista Miguel Rivadeneira, en Quito, fue neutralizado gracias a que el propio periodista lo reenvió a la Policía para que lo analizara.

Milton Pérez relató a medios de comunicación que la semana pasada llegó a su nombre, a las instalaciones de Teleamazonas, un sobre amarillo que lo abrió “sin preocupación alguna” y encontró un mensaje y el dispositivo USB.

“Ésta es una denuncia que va a desenmascarar al correísmo. Si te interesa, podemos llegar a un acuerdo y te envío la segunda parte”, decía el mensaje, según recuerda Pérez, que conectó el USB a su ordenador, pero “no funcionó”, tras lo cual volvió a intentar sin lograr acceder a la supuesta información.

Zapata atribuye el hecho a que el sobre destinado a Pérez sufrió manipulaciones que, posiblemente, provocaron que se desactive el explosivo.

Tras lo sucedido en Ecuavisa, Pérez notó que se trataba del mismo tipo de sobre, el mismo remitente, desde el mismo lugar y con el mismo texto en el mensaje, por lo que Teleamazonas llamó a la Policía que, tras las investigaciones, determinó la existencia del explosivo en el USB.

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Europa

Claves de la orden de arresto de la Corte Penal Internacional contra Putin

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Putin CPI

Moscú no reconoce orden de arresto del tribunal contra el presidente ruso y su comisaria de infancia, pero la decisión de la Corte envía una señal

Por Peter Beaumont /Kiev (Ucrania)

La Corte Penal Internacional (CPI) de La Haya ha acusado al presidente ruso, Vladimir Putin, y a la comisaria para la infancia, Maria Lvova-Belova, del traslado y la deportación ilegal de niños ucranianos. Esto significa que ya existe una orden de detención internacional contra Putin, en un reflejo de la rapidez con la que la comunidad jurídica internacional ha investigado las acusaciones de crímenes de guerra durante la invasión rusa de Ucrania.

Se trata de los primeros casos abiertos por la CPI desde que sus fiscales iniciaron una investigación sobre crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad y genocidio en Ucrania.

¿En qué consiste la orden de detención de la CPI contra Putin?

El tribunal ha dictado órdenes de detención contra el presidente ruso, Vladimir Putin, y la comisaria rusa para los Derechos de la Infancia, Maria Alekseyevna Lvova-Belova, en relación con la deportación forzosa de niños de Ucrania a Rusia, donde muchos han sido adoptados por familias rusas.

La deportación forzosa de poblaciones está reconocida como delito en el Estatuto de Roma, tratado por el que se creó el tribunal. Rusia fue signataria del Estatuto de Roma, pero se retiró en 2016, alegando que no reconocía la jurisdicción del tribunal.

Aunque Ucrania no es signataria del tribunal de La Haya, concedió a la CPI jurisdicción para investigar crímenes de guerra cometidos en su territorio. Cuatro visitas del fiscal jefe de la CPI, Karim Khan, en el último año han llevado a la decisión de que “hay motivos razonables para creer que el señor Putin tiene responsabilidad penal individual” por las sustracciones de niños.

¿Qué significa eso en la práctica?

Dado que Rusia no reconoce el tribunal y no extradita a sus ciudadanos, es muy poco probable que Putin o Lvova-Belova se sometan pronto a la jurisdicción del tribunal.

Pero la emisión de la orden sigue siendo un momento muy significativo por varias razones. Envía una señal a los altos cargos rusos –militares y civiles– que pueden ser objeto de enjuiciamiento ahora o en el futuro y limitaría aún más su capacidad de viajar al extranjero, incluso para asistir a foros internacionales.

¿Gozan de inmunidad los jefes de Estado?

Aunque la CPI no reconoce inmunidad a los jefes de Estado en casos relacionados con crímenes de guerra, crímenes de lesa humanidad o genocidio, en un importante precedente, Sudáfrica se negó a ejecutar una orden de la CPI para la detención del dictador sudanés Omar al-Bashir durante una visita en 2015.

Pretoria, la capital de Sudáfrica, argumentó que no veía “ninguna obligación, en virtud del derecho internacional y del Estatuto de Roma, de detener a un jefe de Estado en ejercicio de una parte no estatal [de la CPI] como Omar al-Bashir”, y varios otros países que visitó también se negaron a detenerlo.

La detención del dictador chileno Augusto Pinochet en Londres, en 1998, gracias a una orden internacional dictada por el juez español Baltasar Garzón ilustra las dificultades que entrañan estas cuestiones de inmunidad. Pinochet alegó inmunidad como ex jefe de Estado –una alegación rechazada por los tribunales británicos– pero, en última instancia, el ministro británico del Interior, Jack Straw, permitió que Pinochet regresara a su país por motivos de salud.

Caso Milosevic, ejemplo para Rusia

Aunque ahora Putin parece seguro en su cargo y a salvo de la extradición, un futuro líder del Kremlin puede decidir que es políticamente más conveniente enviarle a La Haya que protegerle.

Un buen ejemplo es Slobodan Milosevic, expresidente de Yugoslavia, acusado de una serie de crímenes de guerra por el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia en plena guerra de Kosovo en 1999.

En 2001, en medio de una pugna entre figuras clave de la oposición en Serbia tras la caída de Milosevic del poder, el primer ministro, Zoran Djindjic, hizo caso omiso de una sentencia judicial que prohibía la extradición y ordenó el traslado de Milosevic a La Haya, afirmando: “Cualquier otra solución que no fuera la cooperación [con La Haya] llevaría al país al desastre”.

La detención de Milosevic –que precedió a su traslado– se produjo tras las presiones ejercidas sobre el gobierno yugoslavo para que detuviera al expresidente o se arriesgara a perder importantes ayudas económicas estadounidenses y préstamos del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.

Otras órdenes de detención

Los jueces han añadido que el fiscal podría presentar nuevas acusaciones contra Putin, ampliando así las órdenes de detención. Human Rights Watch describió la decisión de dictar una orden de detención contra Putin como una “llamada de atención a otros que cometen abusos o los encubren”. “Con estas órdenes de detención, la CPI ha convertido a Putin en un hombre buscado y ha dado su primer paso para poner fin a la impunidad que ha envalentonado a los perpetradores de la guerra de Rusia contra Ucrania durante demasiado tiempo”, ha dicho Balkees Jarrah, directora adjunta de justicia internacional de la ONG.

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Fuente: eldiaro.es

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